Análisis

Andrés Luis Cañadas

La estupidez se puede exportar

Cuando un señor ministro del reino de España, invadiendo competencias ajenas a su departamento, se permite 'poner en solfa', en un medio periodístico extranjero, inglés por más señas, nuestra política ganadera y nada ocurre, uno tiene la impresión de que algo no funciona bien que digamos en el asunto de la gobernación de nuestro país en este que se ha dado en llamar Gobierno de coalición, integrado y no bien avenido por los socialistas del PSOE y los populistas de Podemos, habituales en esto de criticar instituciones y normas que conforman la vida de los españoles…

Y esa misma sensación le embarga a uno cuando el llamado bienestar animal se sobrepone en nuestra sociedad sobre la extraordinaria precariedad en la que mal viven centenares de familias, cuyo nivel de ingresos, a pesar de tanta propaganda inútil del discurso político sobre salarios mínimos e incremento de pensiones; de tanta palabrería vacua sobre derechos sociales conquistados, especialmente protagonizada por los paladines de la izquierda ideológica, algunos de los cuales tienen estas mismas páginas a su disposición cada semana para difundir su 'credo salvador', cuando comprueba como pasan días, semanas y meses sin que ningún responsable de la cosa pública sea capaz de poner freno al manifiesto abuso de las tarifas de la luz, que ese si que es asunto que interesa y nos afecta a todos y no si la ganadería debe ser intensiva; con su añadido de maltrato animal, contaminación y consumo de agua, de lo que también estas páginas han acogido el alegato de un periodista en favor de las tesis de su excelencia el ministro; o por el contrario extensiva, que ¡vaya por Dios el daño que provocan las que ahora llaman "macro granjas"¡ donde se maltrata a los pobres animales y nadie se refiere siquiera al daño que para el país que le paga su salario provocan sin duda las manifestaciones del señor Garzón al periódico ¨The Guardian¨, que han dado pie a este y otros muchos comentarios similares y sobre todo a que si sus desafortunadas opiniones - muy libre es por supuesto de mantenerlas - sobre la mala calidad de la carne que exportamos, antes de exponerlas bien podría haber tenido el gesto de renunciar al cargo y sus emolumentos, para no crear la confusión de que un representante gubernamental español se convierta precisamente en el mayor crítico de las prácticas de nuestro importante sector ganadero…

Pero esta es, tristemente, la realidad de nuestra política actual, la penosa imagen que proyectamos al mundo y así, mientras unos traten de mantenerse en el cargo el mayor tiempo posible y otros, buscando su consolidación como oferta de la "nueva política" sigan, un día si y el siguiente también, afanándose en sobrevivir en el panorama de nuestro país censurando todo lo que tiene su origen en la llamada Transición, esto es como mucho lo que nos espera…

Triste, pero cierto. Y después algunos se quejan de la evidente consolidación de las llamadas fuerzas de la ultraderecha. Pues ellos, en gran medida, son los responsables…

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