Dicen que no se puede engañar al objetivo de la cámara. Pero es mentira. La televisión no siempre refleja la forma de ser de las artistas tal y como son. Paz Vega es el ejemplo claro. Los programas del cuore y las entrevistas que realizaba en la pantalla proyectaban una imagen fría y distante de la actriz. Como si se pusiera una coraza protectora. Pero la percepción social de Paz Vega cambió con su participación en MasterChef Celebrity. La audiencia se sorprendió: divertida, comprometida y hasta pizpireta. Y es que, a veces, el género de la telerrealidad juega a favor de los protagonistas. Sólo a veces. Tras ser la revelación del talent culinario de La 1, Paz Vega volvió a unos fogones en TVE, aunque no a los de MasterChef. La cadena pública está probando un nuevo programa: Cena con mamá se llama. De nuevo, la excusa de la cocina para disfrazar un programa de entrevistas con Cayetana Guillén Cuervo al frente.

La premisa del nuevo espacio de la noche de los viernes es que Cayetana acompaña a un personaje popular a preparar una cena sorpresa para su madre. Así se entremezclan elementos personales y artísticos que suelen casar bien en este tipo de formato. O si no que se lo pregunten a Bertín Osborne; un personaje popular mostrando parte de su intimidad: haciendo la compra, guisando un menú con cierta carga sentimental y reuniéndose sorpresivamente con una mamá dispuesta a contar batallitas. Un paquete de emociones ideal para el prime time que atesoraba en exclusiva, hasta ahora, Mi casa es la tuya y que también sustenta ya este nuevo formato de TVE.

La gran diferencia con el programa de Bertín Osborne radica en que en Cena con mamá sí saben encender la vitrocerámica. De hecho, interpretan recetas con ayuda de Carlos Maldonado, el carismático ganador de MasterChef 3. De esta forma, el programa pretende aunar un doble objetivo en la audiencia, que va desde aprender el guiso en cuestión hasta descubrir las entrañas familiares de los protagonistas. Fogones y curiosidad por vidas ajenas, qué puede salir mal.

Aunque transmitir verdad, eso no lo consigue. Ni siquiera era cálida la casa en la que se ha rodado, al menos la primera entrega, que debía ser alquilada para la ocasión. Nadie estaba sintiéndose en su hogar allí. Lo que sí consigue Cena con mamá es una charla entretenida. En este cometido, ayuda que el programa es un docushow breve, va al grano y no se estira con relleno. Una horita que pasa rápido. Pero necesitará tiempo para que el público lo conozca, personajes sin filtros -Paz Vega sí los tuvo esta vez- y, sobre todo, no colocar milimétricamente tan bien las manzanas en el frutero. Chirría, pues nadie normal hace un bodegón tan calculado con la fruta en su casa. Sólo en los falsos decorados de las series de sobremesa.

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