Análisis

francisco andrés gallardo

La fácil reducción con los sobres de azúcar

Esta batalla contra la obesidad y todas las complicaciones derivadas se presenta como el gran reto que tendrá la humanidad a mediados del siglo XXI junto al estado en que se encuentre el cambio climático.

El azúcar como valor gastronómico es casi irrenunciable. Nada como un endulzante de calidad... pero en dosis justas. Lo más mermadas posibles.

El principal foco se encuentra, como ha mostrado preocupada la OMS, en los productos ultraprocesados, en salsas, embutidos y tantos productos salados que no necesitarían de la adición de azúcares. Están ahí. La opción del comensal es encaminarse más al mercado y a los lineales de productos frescos. Cocinar en casa no debería ser una moda por seguir los pasos televisivos culinarios sino que debe ser una responsabilidad familiar, ante todo por salud. La eliminación de ultraprocesados de la dieta no sólo aligera en calorías sino que así se van esquivando malos hábitos por la rapidez y la glotonería. Se reducen los riesgos de tanta amenaza a la salud.

Una alimentación variada que debe sustentarse más en verduras y legumbres, con presencia de carbohidratos integrales, pescado y lácteos a discreción y carne en dosis limitadas, con la menor presencia posible de grasas. Los más habituados a los sacrificios de otros tiempos hablaban de "régimen". Ahora se trata de insertar una "dieta sana" diaria y con normalidad.

Uno de esos pequeños grandes trucos es la reducción del azúcar al café. La taza mañanera o de tarde no necesita de tanto dulce. Los zumos, yogures y frutas cortadas no necesitan de más dulzor innecesario. Y no es tanto por las 4 calorías por gramo de azúcar sino por el abuso, la adicción, de un producto que ha de meterse en cintura y que ya puestos es más interesante que excederse con los edulcorantes.

Hace unos años los bares de la esquina han podido ir reduciendo los sobres de azúcar del café y de los 10 u 8 gramos del sobre estándar de otros tiempos se ha reducido al de 5 gramos. A estas alturas hay que acostumbrar al paladar a menos azúcar. A que se impongan los sobres pequeños y aun así dejar pizquitas por volcar en el vaso. Un café de calidad no necesita de envolturas dulzonas. También está el terrón de toda la vida: 4 gramos, 20 calorías, suficiente, pero sólo uno por bebida, no dos como se pedía antes.

La reducción de la azúcar que voluntariamente agregamos a nuestros hábitos diarios ya es el inicio de un buen camino para reconducir sabores y costumbres y mejorar en salud.

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