Análisis

Rafael navas

¿El final de la carrera política de Saldaña?

Cuando en 2015 el PP de María José García-Pelayo ganó las elecciones pero no gobernó en Jerez, Antonio Saldaña estaba llamado a ser el siguiente candidato a la Alcaldía por este partido, máxime cuando sobrevolaba la sombra del caso Gürtel sobre una ex alcaldesa popular (causa archivada definitivamente por el Supremo esta semana) que había buscado 'refugio' en el Congreso de los Diputados.

Saldaña logró en 2019 dos concejales menos que García-Pelayo. Tampoco un mal resultado para el listón que ésta le había dejado, nueve concejales en un momento bajo a nivel nacional de los populares, por lo que decidió continuar en el cargo en el partido a nivel local y en lo que llevamos de mandato ha estado trabajando con la idea de volver a intentarlo en 2023. Así al menos se ha encargado de transmitirlo continuamente.

En el partido, sin embargo, no tienen tan claro desde hace tiempo que Saldaña vaya a repetir como candidato, una decisión que finalmente corresponderá a Sevilla y a Madrid. La lucha soterrada que mantienen Antonio Saldaña y Ana Mestre, presidenta del partido en la provincia y delegada del Gobierno andaluz en la provincia no es ningún secreto. Es más, ya no es ni soterrada.

Habrá que ver hasta qué punto, más allá de los habituales y elegantes apoyos a los compañeros de partido en estos casos, el incidente en el que se vio envuelto este jueves al dar positivo en un test de alcoholemia le acaba pasando factura al portavoz local y de la Diputación provincial del Partido Popular.

Saldaña es probablemente uno de los políticos del PP en la provincia con más preparación académica. Tiene dos carreras, Ingeniería de Caminos y Derecho, y está a punto de terminar la tercera, Comunicación (Periodismo), además de varios máster y otras titulaciones. A sus 44 años y tras ser elegido concejal en 2011 acumula una importante experiencia (también ha sido parlamentario autonómico) y tiene una capacidad de trabajo muy grande e impone un ritmo a sus equipos muy intenso.

Ha desarrollado en los últimos años unas campañas de cierto tono populista, como aquella a la que llamó Jerez CaPPital que no sentó muy bien en el resto de la organización de su partido, así como candidaturas de la ciudad a ser sede del flamenco, de las motos, los caballos... Durante el confinamiento también ha presentado numerosas propuestas casi a diario, como los bonos de taxis o un festival flamenco en 'streaming', e incluso llegó a llevar flores personalmente a algunas mujeres de la ciudad por el Día de la Madre. De hecho, tras unos meses de poca presencia en la primera línea, había retomado ese protagonismo que hoy por hoy no tienen los ediles de su grupo.

En caso de un relevo, sea por esta causa o por otra, en su grupo no aparece hoy nadie con la suficiente experiencia ni conocimiento público para tomar su testigo. El nombre de la jerezana Ana Mestre siempre ha sido el que aparecía en todas las quinielas para sucederle, de ahí esa rivalidad que ya no se esconde. Una competencia a nivel local que también se traslada a nivel provincial, pues el propio Saldaña siempre ha aspirado a controlar esa otra esfera política.

Si nos atenemos a la historia de los casos de cargos públicos que dimitieron tras un dar positivos en test de alcoholemia al volante, en raras excepciones se asumieron responsabilidades políticas más allá de las reiteradas disculpas, algo esto último que hizo desde el primer momento Antonio Saldaña.

Otra cosa es que un hecho así acabe marcando de alguna forma la carrera de algunos políticos, en función de si son más o menos conocidos y, sobre todo, si tienen más o menos enemigos fuera y dentro de su partido. Y Saldaña, un político sin complejos, ha jugado y apostado siempre muy fuerte en los dos ámbitos.

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