Los que han decidido malgastar su vida persiguiendo a quienes no piensan como ellos suelen callar cuando el objeto de sus iras demuestra la importancia de su labor. Hay quienes rajan de las cofradías por multitud de motivos, que van desde que ocupan demasiadas veces al año la vía pública (en lo que por cierto llevan cierta razón) o porque simplemente no aportan, según ellos, adalides de la progresía, "nada a la sociedad". No es cuestión de meterme en el terreno de mi querido tocayo Sotelino, si bien quiero añadir a las tan conocidas (e interesadamente ignoradas) labores de asistencia social que desarrollan las hermandades las tareas de mantenimiento sobre un patrimonio que es de todos. Ahí tenemos a Las Tres Caídas, que deberá desembolsar 200.000 euros en obras para que el templo de San Lucas siga aguantando entero. Si tuviéramos que esperar a las Administraciones todos sabemos qué pasaría. Es una gran labor. Y hay que reconocerlo, aunque siempre haya quien considere que donde esté un comité revolucionario que se quite una junta de gobierno. Para gustos, colores.

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