Análisis

Bosco Torremocha Director de la Federación Española de Bebidas Espirituosas (FEBE)

Una gran mujer, una bodeguera de raza

Pilar Pla Pechovierto es una de esas personas que pasa por el mundo sin pasar inadvertida.

Pilar era un carácter, la protagonista de una historia, una mujer que dejaba huella.

Una señora que ha dejado huella con mayúsculas en todos los que tuvimos la suerte y privilegio de conocerla y de trabajar a su lado.

Una bodeguera hecha a sí misma, una metáfora del tesón, del trabajo y del esfuerzo.

Pilar, como tantos otros, no nació en Jerez pero su aportación a la historia bodeguera de los mejores vinos del mundo, dejará su marca con una tiza imborrable en las botas de nuestra memoria.

Pilar era metáfora y alegoría, todo en ella reflejaba fuerza y poderío, desde su nombre Pilar -imposible uno mejor para ella- como los sillares de la bodega de la plaza de Silos que sostuvo sobre ella tras enviudar. Su apellido rotundo y transparente, como su mirada, hasta el nombre de su bodega El Maestro Sierra hace un guiño a su personalidad e historia, una empresaria de talento natural, que como su vida no fue exenta de cumbres y quebrados.

Se hizo cargo de una bodega especializada en vinos a granel que almacenaba para otras soleras y la convirtió en una marca reconocida y reconocible por la selección, la calidad y la excelencia.

Pilar ha ido a morir no por casualidad un 8 de marzo, una gran mujer, una bodeguera de raza. Descanse en paz.

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