Una historia de progreso

29 de septiembre 2025 - 03:06

El reto de la inmigración masiva de países subdesarrollados a Europa van a conformar la piedra de toque de la movilización electoral en los próximos años, quizá décadas. Vemos ya fenómenos evidentes de que la movilidad humana está en el centro del debate político, unas veces por su propia problemática, otras por manifestaciones interesadas que esconden un interés electoral. En todo caso es una cuestión muy compleja que nos va a traer no pocos quebraderos de cabeza los próximos años y ante la que Europa lleva decenios dando palos de ciego. Ante tanta noticia negativa, la historia de Musa, el joven gambiano de 19 años del que hablaba ayer este Diario, merece ser destacada. Se dan dos elementos para esta historia de éxito: la primera que hubo organizaciones civiles que quisieron ayudar y creen en la promoción humana al margen de la lengua, la cultura y la condición social; que vieron en Musa a una persona como usted o como yo; la segunda, que el joven Musa con su esfuerzo haya hecho todo lo posible para aprender a convivir en una sociedad que le era ajena, aprender el idioma, la actitud en el trabajo, la formacion necesaria unida a la alegría y el buen rollo como expresan quienes los conocen. Hay muchos Musas que vienen a nuestra tierra, que se esfuerzan y sacan lo mejor de sí para integrarse, por eso, siendo consciente de que la cuestión migratoria tiene múltiples aristas, que se dan situaciones indeseables y que no existen soluciones fáciles ni recursos suficientes, tenemos la obligación moral de acoger al hermano extranjero y hacerlo sentir en casa. Y lo que obliga, compromete.

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