Ciertamente tratar de compaginar salud con negocio, ocio con prudencia y no digamos riesgo con ilusión; la que cada año sin duda generan las Cabalgatas de Reyes; resulta evidentemente difícil e incluso peligroso, especialmente después de comprobar aquí en Jerez, como está pasando en otras muchas partes, lo que nos ha sucedido con la abusiva eclosión de Zambombas o celebraciones navideñas y la posterior ola de contagios de la llamada variante Ómicron del virus del COVID, provocando un lamentable retraso en el control de dicha enfermedad, que hasta la fecha y en este último año, se ha llevado por delante a un elevado número de nuestros convecinos y en el resto de España, ni sabemos ni llegaremos a saberlo nunca con exactitud…

Y claro ante esta confusa disyuntiva cabe preguntarse: ¿Han sido nuestros administradores públicos apresuradamente tolerantes en este asunto? ¿Ha primado mucho más el afán de activar la languidecida economía, especialmente del sector hostelero, que la necesidad de controlar la Pandemia?; y en esta coyuntura, que hacen nuestras autoridades, ¿cargarse la Cabalgata o llevársela a La Granja?, donde por cierto debería haber ido ya hace años como igualmente a otros barrios alejados del centro; que también tienen derecho a verla pasar sus habitantes. ¿Cerrar bares y restaurantes o permitir su apertura? y en las terrazas seguir con el lleno hasta casi la saturación -hasta hace bien poco sin mascarillas- para que no se paralice la actividad comercial y un importante sector de nuestra economía siga funcionando que si no las consecuencias pueden ser peores que las que la misma enfermedad estás provocando…

Ya digo, estamos ante una tremenda situación, con media ciudad confinada por el contagio de un miembro de la familia y la obligada clausura del resto de convivientes, sin que sepamos muy bien el origen de esta ola de contagios, salvo que finalmente todo se haya podido deber a la imprudencia de muchos, la negativa a ser vacunados de no pocos y la absoluta desconsideración de quienes en las semanas previas a estas que ahora vivimos se han tomado el respeto a sus semejantes "a título de inventario", considerándose inmunes a todo mal y libres del estigma de irresponsable sociales con el que se les debería signar cuando vuelvan a salir a nuestras calles…

Así que, amigo lector, ¡cuídese y cuide a los demás¡ para que los Magos de oriente no le traigan carbón, como niños malos, lo cual podría mostrarnos un escenario poco acorde con lo que se supone que debe y tiene que ser una jornada feliz, como hasta ahora lo ha sido siempre, en la que Melchor, Gaspar y Baltasar, encarnados por ciudadanos con mas o menos merecimiento; que eso solo lo saben quienes tienen el poder temporal de su designación solo por haber formado parte de una lista política que ha resultado elegida o pactada a posteriori; ofrecerán felicidad, sonrisas e ilusión a manos llenas, como corresponde a ese día en que los más pequeños y con ellos, también nuestros mayores, se duermen soñando con ese universo mágico en el que la felicidad, aunque sea por un breve instante, está a nuestro alcance y podemos tocarla con nuestras manos…

Mientras la Cabalgata se acerca hasta nosotros; hasta este Jerez nuestro; acrecienten su respeto por la salud de los demás, por la suya propia y sueñen con la llegada de los Magos…

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