Uno no pretende ser agorero ni fastidiar, por supuesto, las fiestas a nadie y mucho menos a los que las aguardan con impaciencia, tras lo pasado, pero lo cierto es que no acaba de ver nada claro el resultado de un periodo festivo como el que representan Navidad, Fin de Año, la llegada del 2022 y los reyes Magos - 'papa Noel' para los 'negacionistas' de nuestras celebraciones tradicionales -; de toda la vida cabría añadir; tras comprobar como nuestros convecinos se arremolinan, especialmente las noches de los fines de semana, en bares y restaurantes así como en sus alrededores y zonas de 'copas', sin respetar mínimamente unas elementales normas de protección, reiteradas ya hasta el hartazgo por las autoridades sanitarias y por todo responsable público que se precie…

Sin duda, tras el prolongado 'arresto domiciliario' que el gobierno de PSOE y Podemos nos endosó, tras la llegada del virus del COVID 19, se imponía y mas en una sociedad como la española, y no digamos nada si a los andaluces o extremeños nos referimos, que los responsables públicos adoptaran medidas liberalizadoras para la hostelería, el comercio y otros sectores sensibles a ser víctimas de esta moderna 'peste' que les permitiera recuperarse algo tras el prolongado cierre y las varias oleadas de la tremenda Pandemia, lo que unido al regreso a la vida cotidiana de ciertas celebraciones festivas nos ha vuelto a poner en la puerta de que la dichosa enfermedad vuelva a situarnos ante el riesgo cierto de otra oleada, dado el indudable incremento de los contagios y del número de personas afectadas, aunque por el momento y gracias a Dios la mortalidad no experimenta cifras alarmantes…

Y ahora con la iluminación extraordinaria, que nos invita a salir a las calles, que es reclamo para que la ciudadanía se lance a las compras en tiendas y grandes superficies comerciales y a ocupar terrazas y mostradores, la incertidumbre toma cuerpo en nuestra realidad ya que ni el COVID se ha ido, ni una buena parte de la población se ha prestado a ser vacunada, en aras de su libertad pero en un evidente y censurable ejercicio de insolidaridad, ni se sabe muy bien si hay que inyectar una nueva dosis a personas que ya han recibido hasta tres, si a los menores se les puede incorporar a la vacunación para su propia protección y para la de todos nosotros…

Así que con las luces crece la incertidumbre y afrontamos unas fiestas que hay que disfrutar con mucha, con muchísima precaución no vaya a ser que precisamente por no tenerla se conviertan en un motivo de tristeza para todos.

Ya saben. No es mal amigo el que avisa…

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