Ahora la historia está en que Google quiere enseñar a pensar a las máquinas a través de lo que se denomina 'machine learning'. Total, lo que parece decir que ya hemos perdido todo tipo de esperanza con el ser humano y con hacerle pensar en condiciones. Lo cierto es que el tema tiene tela que cortar, aunque realmente vuelve a lo mismo, a la ficción con la que se ha fantaseado desde antaño: hacer de las máquinas seres pensantes, con sentimientos, capaces de ocupar nuestro sitio como habitantes del planeta Tierra. La frase esa de "oye, que no soy una máquina" dejará de ser útil para reprocharle a alguien sus exigencias. "Oye, que sí soy una máquina", se puede decir ya con toda tranquilidad, para asemejarse a un 'ser' que es tan pensante como nosotros, sólo que con un envoltorio más gris, frío y ausente de corazón, pero casi racional. Google debería ocuparse más en enseñar a pensar a las personas que en educar al acero. Todavía estamos, por suerte, en el tiempo de los humanos.

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