El Partido Popular debería estar preocupado ya que tiene un gran problema a escasas cuatro semanas de una nueva cita con las urnas. Las elecciones autonómicas fueron un aviso pero los peores augurios se confirmaron en las generales del pasado domingo. Perder 17.800 votos respecto a los comicios de 2016 merece una reflexión sosegada. Es más, sería contraproducente escudarse en que nada tienen que ver unas elecciones generales con unas municipales, por más que esta máxima tenga sustento histórico. No debe olvidar lo que ya le ocurrió en 2015 cuando perdió la mayoría absoluta lograda en 2011. Ya entonces, le penalizó especialmente que la marca popular ya cotizara a la baja -esta formación perdió representación en casi todos los ayuntamientos importantes- Por lo tanto, ¿qué garantiza de que no le ocurra lo mismo el próximo día 26?. Su candidato, Antonio Saldaña, lleva días apelando a la idea del voto útil para tratar de evitar la dispersión del electorado conservador para recuperarlo. No le queda otra.

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