Álvaro Robles Belbel
Moderación inferior a la esperada del IPC en EEUU
Tribuna Económica
El martes, Margarita Delgado, subgobernadora del Banco de España, explicó cómo la solvencia de la banca y la solvencia del Estado están íntimamente relacionadas: el riesgo bancario y el riesgo soberano mantienen un vínculo recíproco y se retroalimentan: si los bancos van mal, arrastran a su Estado, que se ve obligado a apoyarlos deteriorando su propia solvencia; si el país va mal, sus bonos soberanos bajan de valor, perjudicando los balances bancarios llenitos de ellos y elevando así sus necesidades de recapitalización; y vuelta al círculo. Delgado lo explicaba en el Club Diálogos para la Democracia, disertando sobre La Unión Bancaria Europea, la receta que tras la crisis se prescribió contra ese problema. Pero le faltó a la subgobernadora ahondar en cómo está este debate actualmente.
La UBE no pretende cambiar las relaciones banca-Estado, no cuestiona en absoluto los fundamentos del sistema bancario (¡ay, si esto se removiera no haría falta la UBE!), sólo pretende que ese vínculo perverso se desarrolle a nivel europeo, para que sea más difícil que se desencadene y porque además sólo así resulta igual un euro depositado en cualquier banco. Ya desde Europa se supervisa a los bancos y se decide qué hacer si quiebra alguno (¡esto daría mucho para hablar!). Falta acordar que será el contribuyente europeo el que pondrá el dinero si finalmente hay que rescatarlo, sea éste del país que sea. O sea, que el MEDE respalde al fondo de resolución y establecer un fondo de garantía de depósitos global con el apoyo implícito de la Eurozona.
Alemania e Italia -con sus sistemas bancarios muy debilitados- son los que están más enzarzados en el conflicto. Alemania parece dispuesta a avanzar un "poco" en la mutualización -un reaseguro europeo- si se avanza un "mucho" en la disminución del riesgo bancario exige que los bonos soberanos ponderen adecuadamente en el cálculo de capital (actualmente ponderan todos al 0%, ya sea AAA, como el alemán, o BBB, como el italiano) y que se limite la concentración que puede tener un banco en bonos de su país.
Por su parte, Italia, con una deuda del 134% del PIB, sólo está dispuesta a quedarse sin la posibilidad actual de llamar a sus bancos para que les financien los déficits si la mutualización es plena.
La propuesta de Luis Garicano (Cs) en el Parlamento europeo persigue disolver este enconamiento. Sugiere que sea una cartera diversificada con todos los bonos de los gobiernos de la Eurozona la que pondere al 0% en el cálculo del capital bancario. Así, todos los bancos de la Eurozona estarían incentivados para mantener bonos de todos los gobiernos, desalentando la acumulación de los del propio país. Esta solución, que habrá que explorar y desarrollar con más detalle, al menos podría contar con una mayor aceptación política que la rechazada iniciativa de los eurobonos. ¡Bienvenidas todas las proposiciones imaginativas que puedan desbloquear el tema! La integración europea se inició y progresó a instancias económicas, y con la UBE terminada la Eurozona quedaría completamente amalgamada por su banca. Se agradece que sea un político español el que se adentre en las altas finanzas.
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