Santa María de Gracia

El 3 de octubre de 1526 comienza la andadura del convento de Santa María de Gracia, de monjas agustinas. La fundadora, Francisca de Trujillo, donaba para ello su propia casa. A menos de un año para cumplir cinco siglos de historia, se ha anunciado una serie de actos para conmemorar el aniversario de su fundación, como conferencias y una exposición con parte de su patrimonio. Este jueves a las 20:30 tendré la oportunidad de hacer allí, precisamente, una aproximación histórico-artística a este conjunto monástico. Un recorrido cronológico que surge de esa primitiva vivienda, ubicada en torno a la calle Siete Revueltas, de la que queda su portada y donde se estableció la primera comunidad y una inicial iglesia.

Justo un siglo después, en 1626, se levantaba un nuevo templo frente al palacio de los Ponce de León. De él nos han llegado sus muros con las dos puertas laterales. También del siglo XVII es la peculiar portada de acceso al atrio o el retablo mayor.

En 1773 un terremoto dañó la iglesia, obligando a reconstruirla, contando con el apoyo económico de la familia Ponce de León, que desde entonces ostentó el patronato sobre la misma. El aspecto actual del interior responde a esta reforma, que afectó a paredes y bóvedas, cubiertas con molduras mixtilíneas y pinturas murales genuinas de la época, destacando además la creación de retablos como los colaterales, de movida estética rococó. Una inscripción dentro del coro bajo informa de que los trabajos empezaron ya en 1773 y terminaron en 1775, hace ahora 250 años.

Una efeméride, esta última, que de manera casual coincide con 2025, en el que el ocaso de la vida contemplativa acaba de cobrarse otra víctima, el convento de las Reparadoras. Su inquietante futuro contrasta con el presente vivo de Santa María de Gracia, cuya historia deseamos que tarde mucho en llegar a su fin.