Yo me río mucho cuando me dicen que Macondo es un lugar que no existe en la realidad. Entonces es cuando esgrimo, como si fuese un dogma de fe, la frase que dijera Ricardo Piglia: "Todo lo que está escrito es real". Y, por si eso fuera poco, puedo asegurar que yo he estado allí tres, cuatro, cinco veces que yo recuerde, en la casa de los Buendía y en el laboratorio de José Arcadio adornado con el instrumental que le trajo el gitano Melquiades. O en el cementerio que inauguraron para el entierro de éste último.

Es decir, que Macondo existe igual que existen Comala, o Yoknapatawpha, o Santa María o Región. Y a partir de ahora existe también Majer, sus calles y sus habitantes, sus historias y sus secretos. Majer nace de la literatura excelsa e inteligente de Rafael García Maldonado (Coín, Málaga, 1981), de su imaginario y, sobre todo, de esa realidad que crea con cada libro que escribe. El propio autor recuerda acertadamente las palabras de Isamel, el protagonista de Moby Dick, cuando dice que "ésos (los territorios imaginados) sean acaso los únicos que de verdad existan".

En los trece relatos que conforman 'Cuaderno de Incertidumbre' (Editorial Anantes) hay, por encima de los temas que Maldonado explora en su escritura, una constante en su literatura: la búsqueda del ser humano, del hombre ante sí mismo y las circunstancias, propias o ajenas, y la lectura como elemento salvador y liberador ante la vida.

Apresúrense a leer a este escritor extraordinario y dotado de una voz propia, porque Rafael García Maldonado no hace libros, ni ensayos, ni cuentos ni novelas. Lo que García Maldonado hace es literatura en estado puro.

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