La paciencia es un árbol de raíz amarga y frutos muy dulces y tiene más poder que la fuerza. A ella, a la calma, se encomienda Pablo Iglesias en un tuit en el que rememora el combate (quizá el mejor de la historia) entre Muhammad Alí y George Foreman en Kinsasa (República Democrática del Congo, antiguo Zaire) el 30 de octubre de 1974. El líder de Unidos Podemos adjunta el vídeo junto a un mensaje: El arte de la santa paciencia.

Alí llevaba tres años a sus 32 sin licencia para boxear por negarse a servir al Ejército estadounidense en Vietnam. Enfrente, un pletórico Foreman, campeón del mundo de los pesos pesados, 25 añitos. Se dieron de lo lindo. Hasta el octavo asalto, cuando un derechazo del campeón de Louisville convertido al islam fundió con la lona al gigante de Texas.

El tuit de Iglesias alude a los cinco meses de interinidad del Gobierno de Sánchez, que apela ahora a una tercera vía entre el Gobierno de coalición y unas elecciones: "Un programa común progresista". La paciencia no se debe confundir con la pasividad y aunque ninguno se mueva de sus posiciones, la de los socialistas ha ido variando. Sánchez presume de haber hecho un póker de ofertas a Iglesias: un Gobierno en solitario con apoyo externo, de cooperación, con independientes, de coalición y ahora el ofertón del programa que presentará este martes a bombo y platillo

Iglesias y Sánchez son como dos esfinges que se hacen muecas, dolidos por una confianza quebrada. Por mucho que las encuestas le sonrían al PSOE, sabe que unas elecciones serían una ruleta rusa. Ahí están los sonados casos de Jacques Chirac, que iba de sobrado, adelantó las elecciones y fue humillado por la izquierda en 1997; o de David Cameron, que hizo campaña contra el Brexit, convocó un referéndum al respecto para aplacar de paso la crisis de los torys y la lió parda.

El combate de Kinsasa se celebró a las cuatro de la mañana porque una cadena estadounidense pagó una pasta para adecuar el horario al público de EEUU. Es algo de lo que está pasando aquí y ahora: dos negros se zurran y los negreros, digo los poderosos, se divierten con la sangre. Divide (los) y vencerás. La izquierda tiene paciencia, sí, pero no tiene remedio.

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