El sistema francés de elecciones a dos vueltas es mucho mejor que el nuestro. En mi opinión evita uno de los grandes males del votante español, que es excesivamente forofo, ya sea de su equipo de fútbol, de su cofradía o, como es el caso, de su partido político. Hay quienes no cambian el sentido de su voto desde los 18 años hasta el mismísimo día de su muerte. De otro lado, hay que reconocer que los votantes también tenemos nuestra parte de culpa en el hecho de que la corrupción se haya convertido en el principal mal nacional. Ha habido escandalosos casos de corrupción que no han provocado la caída del partido en el poder. Algo inexplicable desde cualquier óptica que no sea desde la ya señalada del forofismo político. Con dos vueltas se podría dar mejor solución a muchos problemas que ahora nos agobian, pero, para ello, quienes se benefician del sistema actual deberían cambiarlo... Y usted y yo sabemos que eso no va a suceder.

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