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Esta noche celebrará Diario de Sevilla sus veinticinco años, que pueden no ser muchos si lo comparamos con la solera más que centenaria de su grupo editorial, pero sí lo son si consideramos el contexto de aquel tiempo de fin de siglo, los importantes cambios observados en la sociedad andaluza y sevillana y, sobre todo, el terremoto que supuso, desde casi su inicio, la irrupción de internet y la necesaria digitalización de los contenidos. Hoy, veinticinco años después, todo el que haya tenido su participación en esta aventura puede decir, con la satisfacción del deber cumplido, que aquí sigue el Diario, convertido en un referente de la prensa seria sevillana, con todo lo que eso conlleva.
No parecía fácil, en aquel febrero de 1999, consolidar una nueva marca de perfil local, teniendo enfrente a un referente en la prensa sevillana de la tradición e influencia del ABC, con origen además netamente gaditano. No lo auguraban, desde luego, las experiencias editoriales fallidas (uno recuerda aquel Sevilla Información, e incluso un fugaz Diario de Sevilla que apenas duró un rato) de aquellos últimos noventa, y cierta tendencia conservadora del consumidor habitual de periódicos, que volvió residual la lectura de otras cabeceras importantes de la prensa nacional. Pero, siendo esto así, había un hueco en el mercado para otro tipo de oficio que, sin romper amarras con nuestras sacrosantas tradiciones, ofreciera campo para otras perspectivas de la cultura y de la propia ciudad, en la línea de cierto periodismo culto y nada pagado de sí mismo que empezaba a escasear. No por casualidad, el obsequio elegido para los asistentes a la puesta de largo en el Alcázar no fue otro que el libro La Ciudad, de Manuel Chaves Nogales.
Quizá el antecedente más cercano a la personalidad del diario que se quería ahormar fuese aquel Diario 16 de nuestra juventud, semillero de grandes profesionales, periódico incomprensiblemente poco vendido y que además murió lastimosamente pronto, pero que a muchos nos descubrió una forma de hacer periódicos que, en lo sustancial, acogió el nuevo Diario de Sevilla. Esa apuesta por una información de calidad, con una opinión libre y plural, y por la cultura en su todas sus variadas facetas, es lo que lo mantienen en la primera línea, y que sea por muchos años. Y que uno haya tenido la oportunidad de estar ahí para escribir con total y absoluta libertad, es un regalo que nunca agradeceré bastante.
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