CATAVINO DE PAPEL

Manuel Rios Ruiz

Acerca de la juventud española de hoy

CONTEMPLANDO los reportajes televisivos del festival Rock in Rio, celebrado hace unas semanas en la madrileña localidad de Arganda, nos queda claro cual es la música que entusiasma a la juventud española hasta llegar al delirio, al paroxismo. Nos parece bien, que la juventud encuentre en el rock un aliciente anímico que le lleva a la algaraza más clamorosa en cuerpo y alma. Es preferible ver a los jóvenes reunidos a millares en torno a una música, que saberlos agrupados por el botellón, bebiendo hasta caer al suelo en muchos casos. Pero lo que realmente nos preocupa de la juventud española en general, es cierto pasotismo ante los problemas sociales.

Se puede tener la impresión de que la juventud española es bastante conformista y que denota un marcado desinterés por la política, aunque en los partidos existan las llamadas nuevas generaciones, porque en verdad están compuestas por muy pocos miembros. Parece que a los jóvenes les da igual que esté gobernando un político que otro y que los nacionalismos se acentúen cada día más en sus propósitos.

Ante esta sensación personal, nos acordamos de Marañón, para quien el joven debía ser indócil, duro, fuerte y tenaz. "La juventud -ha dejado escrito- es la época en la que la personalidad se construye, sobre moldes inmutables. Y, además, la única ocasión en que esto puede realizarse. Toda la vida seremos lo que seamos capaces de ser desde jóvenes. Podrá llenarse o no de contenido eficaz el vaso cincelado en estos años de la rebeldía; podrá llenarse o no de contenido pronto o tardíamente, pero el límite de nuestra eficacia está ya para siempre señalado". Y también escribió Marañón lo siguiente: "Yo no propongo, claro está, que el joven trueque sus trabajos y preocupaciones por la intervención militante y absorbente en un sector determinado de la política del país a que pertenece. Pero sí que opine, que se interese; más aún: que se apasione por ella, contribuyendo a formar el ambiente que los hombres políticos han de menester para que su actuación no sea una mera agitación de polichinelas ante un teatro vacío".

Qué lejos de estas premisas que argumentaba Marañón, está colocada la actual juventud española. Es decepcionante. Sí, cabe preguntarse: ¿tenemos una juventud decepcionante? Naturalmente, y como siempre, hay muchos jóvenes con inquietudes vitales y sociales, políticas en el fondo, pero la mayoría ofrece un perfil muy distinto. Como es lógico, algunos lectores no estarán de acuerdo con la impresión que comentamos sobre la juventud española de hoy. Hasta es posible que nuestra visión al respecto sea equivocada, no obstante hemos pensado que teníamos cierta obligación de manifestarla, porque consideramos muy importante a la juventud, ese "divino tesoro" rubeniano.

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