¿Se acuerdan de aquel principio político que se dio en llamar“ el talante”? Me refiero, naturalmente, al talante vinculado a las siglas ZP, que llegó Con aires de renovación para limpiar ambiente cargado de polución que dejó el último gobierno de AZ, emborrachado de poder.Y la mayoría de la gente creyó en el “talante” risueño y en otra forma de gobernar y la tolerancia y en la transparencia que llegaban a lomos de aquella ola impulsada por el tsunami del 11-M-2004.

Pero no me extraña que todo aquello se leshaya olvidado a muchas personas, a pesar de el “talantismo” es relativamente reciente.

Porque en apenas cuatro años, del “talante” queda más bien poco, acaso el barniz o las referencias en la caché del Google. Aquello, como estrategia de marketing, funcionó. Como política real, ha sido un fiasco.Por que por talante no se pueden entender algunas de las políticas sociales llevadas a cabo por el Gobierno, unas más urgentes que otras, unas más efectistas o electoralistas que otras. Esa sensibilidad social que se atribuye a sí mismo el Ejecutivo “talantista” no se corresponde en absoluto con la más exacerbada falta de autocrítica que jamás se haya visto por estos mundos de la política.

No se puede llegar con aires de renovación a una casa si lo único que se pintan son las paredes pero se descuidan los forjados,el saneamiento y las tuberías. Y eso es lo que le ha pasado, lo que le está pasando al PSOE en el poder. Se ha gastado tanto dinero

en manos de pintura para lucir bonito que final se ha descuidado lo más importante. Ha tirado de los ahorros que había para vestir

al muñeco del “talantismo” de manera irresponsable (lo de las ayudas económicas en estos tiempos es un descaro electoral) y se han olvidado las reformas estructurales necesarias para preparar al país de cara a una crisis económica mundial.

Un exceso de talante llevó al Gobierno a negociar con una banda terrorista incluso cuando ésta seguía poniendo bombas. Sin embargo, cuando esto se dice como crítica, se acusa a quien lo hace de estar no ya contra el Gobierno, España. Porque la última fase del “talantismo”, cosas de la vida, ha derivado en un sospechoso patriotismo preelectoral.

Poco puede quedar ya de ese talante cuando se responde de forma tan furibunda a las críticas, legítimas y respetables, de la Iglesia, una institución a la que muchos quisieran ver amordazada cuando les conviene, pero que aunque les pese lleva siglos sobreviviendo a toda clase de gobierno, y así seguirá siendo. Poco queda del talante cuando se cometen errores gravísimos como los de la ministra más soberbia que ha dado esta democracia, la de Fomento, y ahí sigue. Y si se la critica, que eres del PP,un fascista y un antidemócrata, pues lo que ha conseguido hacer muy bien el nuevo “talantismo” es dividir este país, otra vez, en dos bandos, en buenos y malos. Una lástima.

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