Programación Guía completa del Gran Premio de Motociclismo en Jerez

Teresa Rodríguez se va de Podemos básicamente porque se ha quedado en franca minoría en su apuesta por un proyecto netamente anticapitalista y radical (el 96% de los militantes andaluces avaló el Gobierno de coalición con Pedro Sánchez) y porque Pablo Iglesias no le ha dejado poner en pie un proyecto autónomo y descentralizado, confederado con el resto de los podemitas del Estado, en el que Adelante Andalucía funcione como una especie de marea no subordinada a él (a Pablo, me refiero). Dos fracasos, pues, para Teresa.

Lo malo es que se va en dirección a un tercer fracaso. Quiere construir un partido soberano estrictamente andaluz, por supuesto feminista y ecologista, situado a la izquierda del PSOE y cuyo objetivo fundamental sea la consagración de Andalucía como sujeto político propio. Vamos, un retorno a aquella época en la que el andalucismo lo encarnaba el PSA izquierdista y utópico. La resurrección imposible de un nacionalismo que a Andalucía le llegó un siglo tarde y ahora es pura nostalgia de un pasado que nunca fue. Porque Andalucía nunca tuvo conciencia de ser un sujeto político, arrebatos esporádicos aparte. Ni siquiera el extraordinario 28-F lo creó.

Todo esto nace de una visión sesgada, y cómoda, de la realidad. Como buena populista, Teresa Rodríguez sólo concibe un pensamiento binario en torno a un mundo de buenos y malos sin matices (los buenos, por supuesto, son ellos) y la complejidad de la vida lo reduce a un dilema caricaturesco de blanco o negro, sin espacio para la grisura que envuelve y define cualquier realidad. Que luego les golpea sin misericordia: pueden pasarse media vida explicando que la derecha es, por definición, la ideología de los explotadores y enemigos de los pobres, y encontrarse con que Vox reúne más votos de trabajadores que Podemos.

Practican y aplican una gran sinécdoque en sus análisis. La parte la venden como el todo: se fijan en el 25-30% de la sociedad andaluza que es pobre y vulnerable, y debe ser ayudada a salir del pozo, y con esa desgracia incuestionable dibujan una Andalucía negra y miserable que tiene que asaltar los supermercados y sólo se salvaría votándolos a ellos, los únicos que representan y defienden a la gente corriente; todos los demás o son casta o sirven a la casta. Y como no se ocupan del otro 70-75% de los andaluces nunca ganarán las elecciones. Es más, con estos mimbres, estrategias e ideas, Teresa irá hacia la irrelevancia.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios