Editorial

Afganistán, guerra y reconstrucción

ESPAÑA fue a Afganistán a reconstruir un país y se encontró con una guerra. Un conflicto bélico peculiar en el que los talibanes combinan incursiones militares con atentados terroristas de corte yihadista como el que ayer costó la vida a dos soldados españoles. Rubén Alonso Ríos y Juan Andrés Suárez volvían del departamento de Shindand de una campaña de formación del nuevo ejército afgano cuando su blindado fue atacado por un conductor suicida a bordo de una camioneta cargada de explosivos. Con ellos dos, ya son 88 los militares españoles fallecidos, lo que nos debe llevar a elevar la solidaridad y el reconocimiento hacia nuestras Fuerzas Armadas. España fue a Afganistán a proteger a quienes están reconstruyendo el país en una misión que cuenta con el respaldo de las Naciones Unidas y es coordinada por la OTAN por medio de la ISAF. Y, de modo paralelo, Estados Unidos lleva en el mismo país la operación Libertad Duradera, consecuencia de los atentados del 11 de septiembre y cuyo principal hito fue la caída del régimen talibán, el mismo que dio cobijo durante años a los dirigentes de Al Qaeda. En los últimos meses, el responsable militar estadounidense en este país, el general Petreus, ha solicitado más soldados porque los talibanes están recuperando parte del terreno perdido desde las cordilleras fronterizas con Pakistán, de donde nunca pudieron ser echados. Cada día está más claro que el objetivo de las misiones de la OTAN y la de Estados Unidos es más parecido: si no se vence definitivamente a los talibanes, Afganistán ni alcanzará la democracia ni se recuperará del conflicto armado. Es en este país, y no en Iraq -el gran error de la Administración Bush-, donde el mundo se está jugando su seguridad. Es probable que el presidente electo de Estados Unidos, Barack Obama, solicite a los aliados más refuerzos, porque él ya ha anunciado que el repliegue de sus tropas en Iraq irá acompañado del envío de más tropas a Afganistán. Pero el refuerzo no bastará para ganar la guerra al yihadismo, quizás la nueva Administración de EEUUdeba repensar sus misiones, cuidar más de la población civil y contar con otros actores cercanos muy útiles, como Irán, además de Pakistán.

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