¡Oh capitán! ¡Mi capitán! Nuestro espantoso viaje ha terminado. La nave ha salvado todos los escollos, hemos ganado el anhelado premio. Próximo está el puerto, ya oigo las campanas y el pueblo entero que te aclama. Siguiendo con sus miradas la poderosa nave, la audaz y soberbia nave (...) Walt Whitman.
Tú eras la nave, capitán; un Martes Santo te hundías, te ahogabas, te ibas a la deriva sin remisión aparente, te remolcaban hacia un futuro incierto, mal pronóstico llevabas y no hubo cambioni rumbo, sólo dejadez en aquel puerto.
Intentando anular esos tres días de naufragios sin soluciones, y gracias a nuestras grandes hadas madrinas; cuando atracaste en casa, en nuestro hogar, en nuestro Hospital de Jerez, donde todo son, serán y seguirán siendo cuidados, ayudas y mucha, muchísima profesionalidad, dondeno vieron una nave hundida, caduca y enferma, y donde todos se brindaron en ayudas... tejiendo, cosiendo, curando, mimando y sosteniendo tu casco, débil y apagado, nadie en esta gran casa, tu hogar, nuestro hogar, nuestro apoyo y ente milagroso, tuvo dudas, lo mejor te dieron, y nos dieron y todo con paciencia, y gran dedicación, ya lo hacían antes de tu naufragio, siempre.
Y es por eso que mi héroe, mis hermanos, mi madre y yo, siempre estaremos en deuda con este gran equipo de sanidad pública que se llama HOSPITAL UNIVERSITARIO DE JEREZ y sus grandísimos profesionales.
Comentar
0 Comentarios
Más comentarios