Programación Guía completa del Gran Premio de Motociclismo en Jerez

Luis Ramírez

Secretario General de Asaja-Cádiz

Ahora es el momento del Marco de Jerez

CUANDO nos encontramos en situaciones de máxima gravedad es cuando realmente sacamos nuestra mejor versión, es cuando sacamos fuerzas de donde no las hay para anteponernos a esas adversidades. Luchar y vivir o dejarse llevar y sucumbir, esa es la cuestión. Precisamente en esta encrucijada se encuentra el Marco de Jerez y, para poner todas las cartas sobre la mesa, hay que detenerse en cinco factores: Viticultores, Consejo Regulador, bodegas, producto final y el sector en sí mismo. Vayamos uno a uno…

Los viticultores llevan años luchando por mantener en pie un viñedo sin rentabilidad, con precios que no cubren ni tan siquiera los costes de producción y con el sentimiento de que arrancar el viñedo y apostar por la diversificación, es como arrancarse sus propias venas porque lo sienten en lo más profundo.Las bodegas y el Consejo Regulador, a pesar del indiscutible esfuerzo y profundo conocimiento del sector del presidente, no consiguen dar con la tecla para aumentar las ventas -aún teniendo las aportaciones para promoción que realizan tanto viticultores como bodegas- y se ven obligados a vender sus vinos a unos precios que no prestigian nuestros caldos.

El producto final, que en algunos casos poco tiene que ver con el origen Jerez, con productos complementarios para su elaboración que se traen de otras comunidades autónomas y que tienen su origen en la uva que de aquí se llevan, a precios insostenibles para nuestros viticultores. Y el sector en sí mismo, en el que a veces hay más preocupación por las batallitas internas que por poner en valor nuestro viñedo y nuestros vinos.

Todo ello nos ha llevado a la situación que ya conocemos, donde el mejor referente es que actualmente, de todos los jóvenes que se están incorporando a la actividad agraria, ninguno ha apostado por poner viña para el Marco y, los vinos de prestigio que se están elaborando en nuestra zona por magníficas iniciativas empresariales, son vinos no amparados por la Denominación de Origen (DO).

Si se trata de una cuestión de regular la oferta y la demanda, entiendo que todos tenemos que poner de nuestra parte. Mientras no conseguimos que aumente la demanda (consumo/venta), habrá que reducir la oferta, no quitando más viña, sino destinando parte de nuestra uva a la elaboración de productos complementarios pero, desde luego, hechos en nuestro Marco. Para ello, hace falta inversión y ayudas de la Administración y que no todo recaiga en el eslabón más débil, el viticultor. Hace falta que, de una vez por todas, las bodegas y las cooperativas tomen la iniciativa.

Las otras dos opciones que nos quedan a los viticultores y que no queremos, son: Cambiar de cultivo o vender nuestra uva fuera llegando a acuerdos con empresas o grupos cooperativos que sean capaces de valorar nuestra uva como realmente se merece. De esta forma intentar agonizar lo menos posible hasta que todo desaparezca y sólo quede el viñedo de las bodegas, si es que queda, o la rotonda de la Avenida de Europa de Jerez. Sobra decir, que institucionalmente desde Asaja-Cádiz ni queremos ni podemos ni debemos quedarnos cruzados de brazos y tendemos nuestra mano a todo el sector para que la uva del Marco de Jerez no sea la peor pagada de España.

Volviendo a lo anterior, sólo me queda una reflexión: Si nuestros antepasados levantaran la cabeza y vieran a dónde hemos llegado y lo que vamos a dejar a nuestras generaciones futuras… ¿Seguimos así o cambiamos? Ahora es el momento.

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