Editorial

Aires de cambio en el País Vasco

EL País Vasco celebra dentro de dos semanas las primeras elecciones autonómicas en las que existe una posibilidad real de que el PNV deje de ser el partido del Gobierno. Son también los primeros comicios en los que la opción proetarra está fuera de las papeletas de voto. Estas dos circunstancias convierten la convocatoria del 1 de marzo en un acontecimiento político de gran trascendencia, no sólo para esa comunidad autónoma, sino para el conjunto del país. Los sondeos publicados hasta ahora no prevén que el tripartito nacionalista ahora gobernante revalide su mayoría. Si la opción autonomista, representada por el Partido Socialista de Euskadi, logra desplazar a la nacionalista que desde 1980 gobierna en Ajuria Enea, significará un cambio de mentalidad en la sociedad vasca que va a contribuir de forma muy importante a estabilizar políticamente España. En estos tiempos de crisis, ese es un objetivo altamente deseable. Un País Vasco más integrado en el conjunto de España contribuirá a eliminar las tensiones que durante las tres últimas décadas han marcado buena parte de la vida nacional. Será también muy interesante en estas elecciones comprobar a dónde va el voto de los que hasta ahora han apoyado las opciones patrocinadas por la banda terrorista. Puede que se vayan a la abstención o al voto nulo, pero tampoco hay que descartar que sirva para reforzar las opciones nacionalistas. No deja de ser altamente significativa la actitud contraria mostrada por el PNV ante la decisión judicial de no admitir las listas abertzales. El objetivo no es otro que atraerse en lo posible esos votos. Si el 1 de marzo los vascos ponen fin en las urnas a la política soberanista encarnada por el lehendakari Juan José Ibarretexe se habrá demostrado el fracaso de una estrategia que no sólo ha sido incapaz de controlar el fenómeno del separatismo violento, sino que, muy posiblemente, le haya dado oxígeno suplementario en unos años en los que -sobre todo a raíz del asesinato de Miguel Ángel Blanco- la sociedad vasca tomó auténtica conciencia de lo monstruoso de la situación en su país. La campaña para las elecciones vasca se inicia, por tanto, con unos aires de cambio que de concretarse van a abrir interesantes vías de futuro para el que posiblemente sea el principal problema político de España.

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