Tierra de nadie

Alberto Núñez Seoane

Alerta verde, azul, a cuadros y de lunares

DEFINITIVAMENTE, nos quieren volver a todos gilipollas. Las hordas mediáticas, con la televisión muy a la cabeza, no cesan de orquestar campañas a base de medias verdades, manipulación grosera de datos y tergiversación descarada de realidades.

Las intenciones, nunca generosas ni profesionales -al menos en lo que a la información se refiere- ni constructivas, son múltiples y variadas, pero hay una que se impone, con contundencia, a las demás: el control de la opinión, digamos, pública; que se traduce en poder, siempre adherido al dinero, dinero en magnitudes capaces de cambiarnos la vida y, sobre todo, el futuro, a todos.

Un ejemplo de actualidad de lo que les digo, lo vemos en los comienzos con los que la mayoría de "los informativos" nos obsequian desde que, el pasado 21 de junio, comenzó, meteorológicamente, el verano. Una ‘noticia’ de portada que se reitera, hasta el hastío, durante todo el día, a todas horas, de modo pelmazo y cansino: 'las alertas', en este caso, por 'olas de calor' –disculpen tanto entrecomillado, pero no me queda más remedio que señalarles de este modo las abundantes contradicciones, hipocresías y falsedades a las que me voy refiriendo.

Resulta que temperaturas de 40 grados centígrados en Córdoba, Sevilla, Écija o Jerez, durante los meses de julio o agosto, son ahora motivo de alerta generalizada, con no sé cuál de los múltiples colorines con los que cuentan en el departamento correspondiente. Resulta pues, que los ciudadanos tendríamos que estar 'alerta', es decir, atentos y vigilantes, ante una situación que se nos presenta como inusual y atípica, como algo ‘extraordinario’; cuando lo cierto es que esta y otras muchas circunstancias sobre las que nos pretenden sembrar el mismo grado de preocupación, son lo habitual, lo normal, lo que desde siempre –hablando en términos de una vida humana- hemos vivido.

Las 'olas de calor' no existen, al menos no como el ‘fenómeno’ con que los 'profetas climáticos' nos dan la tabarra; nada tienen de 'ola de calor' las temperaturas que tenemos, que hemos tenido siempre. Calor, 40-42-y hasta 46 grados, en esta tierra de María Santísima, durante la canícula veraniega, lo ha hecho siempre; es más, si me apuran, hace veinte años más altas que las de ahora.

Recuerdo, hace unos veinticinco años, volver del trabajo a casa, sobre las tres y media, en pleno agosto. Al parar, con la moto, en alguno de los semáforos de la Avenida, el caucho de las gomas se pegaba al asfalto: 44º a la sombra…Recuerdo, también, hace más años aún, unos 45: pleno agosto en Valdelagrana, cuando las 'levanteras' duraban quince o diecisiete o más días –siempre impares, dice la tradición…- y no había aire acondicionado, por las noches, salíamos a mojarnos con la manguera, para estar algo más frescos y poder dormir, ¿olas de calor…?

El manejo, sesgado y vil, de la información por muchos medios de 'comunicación', a más de canallesco e infame, resulta un insulto para cualquiera que se considere poseedor de una mediana inteligencia. Es la tónica que impera entre los nuevos piratas de las ondas, el 'todo vale' cuando de conseguir buenas cifras hablamos, aunque haya que tratar a las personas como a masas informes, posibles 'proveedoras' de buenos índices de audiencia, o considerarlas poco más que piaras de orejas y globos oculares capaces, eso sí, de impulsar el crecimiento económico de la empresa propietaria de la cadena correspondiente.

Imponer, legislar en exceso, obligar, regular en demasía, controlar… esa es la cuestión, no otra. El poder se hace más fácil de alcanzar, y de conservar a toda costa, cuando los cerebros de los gobernados están huecos. Contribuir al vaciado, lento pero continuado, de las mentes -muchas de ellas, diminutas ya de por sí-, es la tarea impuesta… y asumida por tanto 'brillante profesional' que, a cambio de una nómina, dos palmaditas en la espalda, y algún 'premio' de vez en cuando, no se corta un pelo en unirse a la caravana de depredadores informativos que atestan, en abierto y en cerrado, programas, emisiones y cadenas.

Habría que crear un nuevo sistema de alertas, sin comillas, a las que sería muy saludable hacer caso: contra 'visionarios iluminados': morado intenso; contra advenedizos 'trepadores': roja directa; y contra imbéciles inamovibles: negra, sin alternativa.

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