Manuel Ríos Ruiz

Alfonso Canales, poeta inmortal

CATAVINO DE PAPEL

03 de diciembre 2010 - 01:00

EL 31 de marzo de 1923, nació en Málaga el poeta Alfonso Canales. Veinte años mas tarde publicó su primer libro: "Cinco sonetos de color y uno negro". El pasado día 19, ha muerto con ochenta y siete años de edad en su ciudad amada, en la ciudad donde ha desarrollado su amplia obra poética. Antonio Astorga ha escrito en su obituario: "Hijo predilecto de Málaga y Medalla de la Ciudad, Alfonso Canales no era poeta de sectas ni de camarillas, ni de modas literarias. Era un Poeta Mayor, así con mayúsculas. Crítico literario, bibliófilo, abogado, asesoraba desde su casa de la calle Martínez Campos la considerada mayor y más valiosa biblioteca de Andalucía, formada por más de veinte mil volúmenes. Su intención era donarla a la Universidad de Málaga, a la que desde un principio arrimó el hombro". Y su paisano y amigo Manuel Alcántara nos dice: "Alfonso Canales era una mezcla de señorío, de timidez, de rigor y de pudor". Podemos confirmar esta breve pero cierta semblanza, debido a nuestro trato con el ya poeta inmortal, al coincidir con él en jornadas literarias, allá por los años finales de los setenta y primeros de los ochenta.

La temática de Alfonso Canales ha sido, es, muy extensa, desde el argumento del demonio en su "Amnimadab" -Premio Nacional de Literatura 1965- al canto amoroso, con sonetos tan originales como el siguiente: "¿Qué haremos en invierno -me preguntas-,/ sin un mal cobertor que nos defienda/ del frío? ¿Qué participada prenda/ abrigará las desnudeces juntas?/ No te sé contestar. Y descoyuntas,/ pura, abierta, entregada a la contienda/ del amor, ese cuerpo, a suelta rienda/ y se me escapa el alma por las puntas./ Aún es verano, y la calor es tanta/ que no comprendo la frialdad. Y sudo/ cuanta humedad rehuye la garganta./ ¿Pero existe el invierno? ¿Y es tan crudo/ su rigor? Si es así, ¿qué mejor manta/ para tu desnudez, que, yo, desnudo?"

Antonio Luis de Villena ha escrito con admiración: "Con Alfonso Canales se va un buen y sabio poeta, un hombre enamorado de su tierra y un ser honesto, que no quiso los caminos de la ambición sino ese vivir interior, consigo, con sus libros y con sus amigos, tal como aconsejo Epicuro. Poeta de toda hora y altura, merece bien la levedad de la tierra". Y sus abundantes poemarios -entre los que se nos vienen al recuerdo los titulados "Sobre las horas", "El Candado", "Port-Royal", "Cuestiones naturales", "Cuenta y razón", "Gran fuga", "Reales sitios", "Réquiem andaluz", "Breve llama", "Tres oraciones fúnebres"…-están ahí en los anaqueles para dejar patente a todo interesado lector su inmortalidad lírica. La poesía española de posguerra tan significativa en tantísimos órdenes, tiene en Alfonso Canales uno de sus más destacados ejemplos. Y por calidad y verosimilitud irá creciendo en sus valorores conforme pasen los años.

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