Envío

rafael / sánchez Saus

La América de Harriet Tubman

NO siempre somos conscientes de lo que recibimos cuando se nos alarga y tomamos un billete. Junto con lo que puede tener de transacción, de pago de un servicio o de obsequio, el gesto implica también la transferencia de un mensaje ideológico que, por ir unido a algo tan apetecido siempre como el dinero, genera la simpatía del receptor como no lo conseguiría la más elaborada campaña de propaganda. Así fue desde la acuñación de las primeras monedas y así sigue siendo hoy.

Uno de los billetes más populares en los Estados Unidos es el de 20 dólares. Lo protagoniza la efigie de Andrew Jackson, mitificado séptimo presidente de la Unión y fundador del Partido Demócrata, aunque en verdad se trate de un personaje más que dudoso: esclavista, demagogo hasta límites casi cómicos y responsable de la brutal expulsión de las naciones indias a los inhóspitos territorios que les acotaron al oeste del Mississippi, una de los episodios más terribles de la historia yanki. Con motivo de la celebración en 2020 del centenario de la Enmienda constitucional que dio el voto a las mujeres, se ha querido que el retrato de Jackson sea sustituido por el de una fémina, la primera que figurará en cualquier billete americano. La personalidad elegida es la perfecta antítesis del presidente: Harriet Tubman, nacida en la esclavitud, gran luchadora por la emancipación de los de su raza, sufragista femenina y fundadora de notables obras sociales. La permuta podría ilustrarnos más que varios tratados sociológicos sobre los cambios acaecidos en estos últimos tiempos en la sociedad norteamericana, pero la letra pequeña de la historia nos trae otras lecturas menos evidentes: mientras el demócrata y populista Jackson fue un hombre poco o nada religioso y Gran Maestre de la masonería, Tubman, afín al Partido Republicano, era una mujer de profundas creencias cristianas que no se separaba de su Biblia. Además, no dudaba en usar las armas y, de hecho, dirigió muchas operaciones de rescate para liberar por la fuerza a cientos de esclavos, empezando por su propia familia.

Como ha señalado Jorge Soley, autor de la estupenda Historia de los Estados Unidos como jamás te la habían contado, las cosas no son siempre lo que parecen y la América de Harriet Tubman es mucho más la de un Ted Cruz que la de Hillary Clinton. Tal vez ella sí hubiera podido frenar a Trump.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios