La aldaba

Carlos Navarro Antolín

cnavarro@diariodesevilla.es

¡Andaluces, merendad!

Esta derecha ya no es un dóberman, sino un simpático perro salchicha. Todos a empapar las copas con dulces

Qué buena es la Junta de Andalucía que al final nos dejará hacer de casi todo esta Navidad. Podremos estar con los cuñados, movernos entre los municipios de nuestra tierra y, al final, merendar en una cafetería después de la comilona con los parientes, los socios de la caseta, los amigos de la playa, los padres de colegio del niño o el colectivo que toque. Las cafeterías se nos van a llenar de alicatados ansiosos por un empapante de petisú, palmerón de huevo o del insípido palo de nata. Qué bueno es Elías (un santo sin cofradía) que al final aprieta, pero no ahoga. ¿Se dan ustedes cuenta? Tanto ruido para que acabemos merendando tortitas con nata o con caramelo, como corresponde a las tardes de las pascuas de Navidad, o hasta podemos zamparnos unas torrijas de las que hace el bueno de Juan Marín. Al final se trataba de lo que se trataba: de dificultar el consumo de alcohol. Pero el presidente no quiso ni pronunciar el vocablo en aquella comparecencia que disparó los espectadores del informativo de Canal Sur. El Gobierno andaluz hace como en esas bodas pretenciosas en las que tras dos horas de barra libre sacan los dulces o los montaditos. Empapen, empapen, que el presidente nos deja. ¡Que no nos falte de ná! ¡Andaluces, merendad! Y después el que quiera que siga haciendo el indio con el gorrito de Papa Noel, el matasuegras y la botella de Dubois comprada en el supermercado del barrio. El problema será el de los restaurantes que reciban clientes constituidos (léase paposos) a las ocho de la tarde, con la lengua gorda y un faldón de la camisa por fuera. Que ya lo decía un célebre tabernero andaluz: "Yo aguanto los copeados míos, no los que ya me llegan cargados". Ahora la Junta fomenta que los ebrios recarguen las pilas a la espera del segundo turno. ¿Quién dijo miedo? Un día es un día. Cafelito, dulcecito y otra vez la ficha en la casilla de salida. ¿No sabe este Gobierno que hay gente que en los días de Navidad es cuando puede salir un día sin la escolta de su conviviente habitual? Ya tienen los aficionados a las jornadas maratonianas la gran coartada: "Que ya iré para casa más tarde, que estamos merendando, que al final nos ha dado permiso don Elías". Ay, Elías, Elías, paladín de la hostelería. Si es verdad: es mejor retornar al hogar ya merendados, con algo de glucosa en el cuerpo y, hala, a dormirla. ¡Esta derecha ya no es aquel dóberman que intimidaba, sino un simpático perro salchicha! Y por la mañana ya sabemos: ¡Andaluces, levantaos! Y tras la ducha fría, todos a preguntar como los alcaldes recién llegados al cargo. ¿Hoy con quién comemos y empapamos... la torrija?

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