Alejandro Daroca / Adaroca@nortideas.com

Andalucía, un cambio insuficiente

Desde la Castellana

MAÑANA celebran los andaluces una jornada festiva, con motivo del Día de Andalucía, como lo vienen haciendo desde hace 29 años, en que se aprobó por referéndum los Estatutos de nuestra Autonomía. Los andaluces de la Comunidad de Madrid, como se hace siempre, lo han celebrado ya con unos días de adelanto uniéndonos a una efeméride que en nuestra región es de festividad, descanso y multiplicidad de actos más o menos folclóricos y muchos de ellos de matiz político. Los más adustos pensarán que no hay razón para perder una jornada laboral por tan simple motivo. Pero bien está que lo andaluz aflore como sentimiento de una forma de ser y de estar y que se determine un día para recordar que somos un pueblo universal, al que los pequeños detalles de una bandera y un himno nos unen por encima de otro tipo de matizaciones.

Ha llovido mucho, casi treinta años, desde que los andaluces decidieron caminar a solas por el derrotero de las Autonomías. Y como decía Clara Eugenia Aguilera, Consejera de Gobernación de la Junta, en los actos que se han celebrado en Madrid, Andalucía ha demostrado en estos años ser una Comunidad capaz de superar su propio atraso, afrontar nuevos retos y acometer una modernización única en nuestra Historia. Como señaló la Consejera, uno de cada veinticinco habitantes de Madrid tiene procedencia andaluza y más de once mil personas se encuentran inscritas en alguna agrupación andaluza, según consta en los registros de la Delegación de la Junta.

Se escuchó con reverencia y silencio el Himno de Andalucía, que ya casi nadie canta, y disfrutamos de la actuación del ballet de Rafaela Carrasco titulado "Con cierto gusto" que agradó al respetable, aunque no me sea posible considerar de sobresaliente este espectáculo. Dejémoslo estar y destaquemos el esfuerzo de Rafaela Carrasco por tratar de hacer del flamenco algo distinto.

Lo que tal vez me llama más la atención de esta jornada que se repite año a año, y al que suele acudir un Consejero/a de la Junta para ofrecer a los andaluces de Madrid los sentimientos de una festividad emotiva, es la total carencia de cierta autocrítica o puesta al día de la situación.

Quiero decir que bien podrían recordar la devastadora crisis que sufre nuestra economía, y sobre todo, la andaluza. Y que si bien es cierto que en los últimos treinta años Andalucía ha cambiado, seguimos a la cola de muchas y respetables cifras, como son las de productividad, creación de riqueza, empleo, abandono del proceso de escolarización y otras muchas que no es necesario recordar.

De las palabras de doña Clara Aguilera parece deducirse, para quien no sepa de la realidad de nuestra tierra, que encarar el futuro es ponerse en la fila del bienestar, del trabajo bien retribuido y de la sólida educación de nuestros hijos. Y nada más lejos de la realidad. Andalucía está cerca del veinte por ciento de paro -en nuestra provincia y en Jerez se supera esta cifra-y no hay atisbos de que esta situación se remedie. Claro que la mayoría de los asistentes a este tipo de actos son corifeos de treinta años de poder que han podido comprobar como nuestra tierra cambia, claro que cambia con el devenir de los años, pero no ha cambiado sustancialmente ni en la mejora del nivel de vida, ni en la consecución de objetivos de bienestar ni en mejorar los datos de convergencia con el resto de España.

Mal que les pese a nuestros políticos, seguimos igual de felices pero seguimos igual de pobres.

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