¡Oh, Fabio!
Luis Sánchez-Moliní
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El balcón
Dice el alcalde de Madrid que los ciudadanos necesitan creer en las instituciones. Ayudaría que los gobernantes nos ahorraran el autobombo. A posteriori, esa actitud deja siempre en evidencia al embaucador. Las cifras de paro publicadas el jueves indican que hay 300.000 nuevos parados en España, y que el 45% son andaluces. Llevamos un lustro, con Susana Díaz primero y Juanma Moreno después, oyendo que gracias a las políticas económicas de la Junta Andalucía crecía más que la media española y creaba más empleo. Pero esta crisis confirma que cuando España va bien Andalucía mejora la media nacional y cuando vienen mal dadas a esta región le va mucho peor. Es su modelo económico lo que condiciona el crecimiento y trunca la convergencia. Sobraba el exhibicionismo presidencial.
La epidemia nos ofrece otras lecciones. Las legislaturas española y andaluza se han desvanecido; se abre un nuevo escenario para presupuestos, estrategias o alianzas. Y para preparar el terreno, sobran los alardes. El lunes, la ministra de Empleo Yolanda Díaz anunció el cierre de fábricas para confinar al máximo de población, la prohibición de despedir y unas vacaciones de Semana Santa de quince días remuneradas. Medidas a corto plazo obligatorias, que se adoptan sin comunicarlas a oposición, empresarios, sindicatos o comunidades autónomas. Y la ministra añadió que el Gobierno "no va a aceptar presiones de ningún tipo". Las duras decisiones tenían su lógica; los modos, en absoluto. Para remachar, Pablo Iglesias publicó un tuit con el primer apartado del artículo 128 de la Constitución: toda la riqueza del país está subordinada al interés general. (El segundo párrafo se refiere a la intervención de empresas). Iglesias todavía no se ha enterado de que es el vicepresidente de todos los españoles, sin excepción. Sobran los agitadores.
El miércoles, en la SER, le preguntaron al presidente de la Junta por qué el virus ha tenido menos incidencia en Andalucía. Y Juanma Moreno empezó a presumir. Sostuvo que en verano con la listeriosis la Junta contrató a unos virólogos, creó un equipo centinela y así su administración se adelantó a los acontecimientos. No dijo lo más elemental: que por una vez la desigualdad ha jugado en favor de Andalucía. El confinamiento nacional se hizo una o dos semanas tarde para algunas comunidades autónomas, pero aquí la enfermedad estaba mucho menos expandida, por suerte. Todo el mundo tiene la tentación del exhibicionismo. Y así es difícil confiar en las instituciones.
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