Antonio Gallardo

Ángel cofradiero jerezano

Daltonmanías

-¡A NTONIO! ¡Antonio..! ¡Despierta..!

-¡Válgame Dios..! ¿Quién es? ¿Quién me llama por mi nombre a estas horas de la madrugada..?

-Antonio, creí que no te despertabas. Llevaba llamándote mucho tiempo… Seguramente te habrás quedado roque con las pastillas para dormir.

-Sí, que es verdad… Tomo muchas pastillas…

-¿Para qué?

-Las tomo para muchas cosas y para dormir también. Me gustan las medicinas… ¡Si tú supieras la cantidad de ellas que me tomo..!

-Si yo lo sé, Antonio…

-¿Y por qué lo sabes?

-Porque soy el Ángel de tu Guarda…

-¡Entonces, es verdad que existes!

-¡Y tanto! ¿No me ves?

-¡Ay Jesús..! ¡Sí que te veo..!

-Pues lo mismo que me ves, me escuchas. ¿verdad?

-Pues sí que es verdad, te escucho perfectamente, y eso que estoy casi como una tapia…

-Claro que me escuchas perfectamente, Antonio. Para Dios no hay nada imposible. Y la gracia es que yo también te escucho perfectamente, y que hay algunas cosas que te he escuchado que me han conmovido.

-¿Y he dicho algo malo?

-A veces sí, Antonio. Pero yo, como buen Ángel de tu Guarda, y Dios como tu buen Padre ya te las hemos perdonado. Yo sé que tú quieres ser bueno…

-Es verdad. Quiero ser bueno… Pero soy un pecador…

-No te preocupes por eso, como te he dicho, mi Jefe que es tu Padre, ya te ha perdonado. Recuerda: "El que esté sin pecado que tire la primera piedra…" Tu padre, como todos los buenos padres, sólo quería que te dieras cuenta…

-No te quiero interrumpir, pero ¿qué cosas me has escuchado que te han conmovido?

-Pues mira, a ti, a mí y al bendito pueblo Cofradiero de Jerez nos conmueven mucho la Semana Santa. Antes de servirte a ti y a tu Padre, formé parte de una Legión de Angeles en la que tuve el inigualable e inmerecido honor de conocer a San José. Santo humilde entre los humildes…

-Y tanto… Yo ya en mi Pregón de Semana Santa de Jerez del año 1971, del primero que me acordé fue de El. Me llamaba la atención cómo un Santo tan grande pasaba tan humildemente desapercibido…

-Antonio, recuérdame lo que le dijiste…

-¿A las cuatro de la mañana..?

-¿Se te ocurre mejor hora..?

-No… Vale… Ahí va:

"José, ¿tú quieres ver la Pasión

que no viste aquella vez?

Vente conmigo a un balcón

florido de mi Jerez.

Allí verás el martirio

del Hijo de tus amores,

pero a través de unos cirios,

entre oro, plata y flores…

Así, José, entre bemoles

de cante jondo andaluz,

las penas parecen soles,

y aunque te duela la cruz,

puede ser que digas: "¡Ole!"

al paso de tu Jesús.

Y si aquél Hijo doliente

no quiso que Tú sufrieras,

¡seguro que ahora consiente

que lo encuentres frente a frente

en Jerez de la Frontrera..!

-¡Qué hermoso, Antonio..! A mi Jefe le gustó mucho. A propósito, te quedaste huerfanito muy niño, ¿verdad?

-Pues sí… Mi madre murió cuando yo tenía apenas dos añitos…

-¿Y..?

-Paradójicamente aquello me ayudó a descubrir que no estaba solo… Tuve amor y cariño de otras mujeres de mi familia que me querían, y aprendí a querer a otras Madres dolientes que también me querían en sus diferentes advocaciones.

-¡Ah..! Háblame de Ellas…

- Te diré la verdad: mis cansados hombros quisieran llevarlas a todas como costalero, pero no puedo… No una madrugada, una vida entera sería insuficiente para hablar de ellas. Pero te daré un aperitivo místico que te confortará: Estrella, Misericordia, Paz en su Mayor Aflicción, Angustias, Santa María de la Paz, Candelaria, Amor y Sacrificio, Socorro, María Santísima de la O, Remedios, Desconsuelo, Consuelo del Pelirón, Patrocinio, Dolores, Amargura, Desamparo, Lágrimas, Gracia y Esperanza, Confortación, Mayor Dolor, Encarnación, María Santísima de la Esperanza, Traspaso, Yedra, Dulce Nombre, Socorro, Concepción, Loreto, Valle, Soledad y Piedad.

-Bien… Bien…

-Ya te hablaré de cómo sentimos en Jerez a Jesús. Pero está casi amaneciendo…

-Te dejo dormir. Gracias, Antonio.

-Oye… ¿Tú no serás Quintero disfrazado de Angel..?

-No Antonio, aunque esto te pueda parecer un sueño, nunca te olvides de que yo soy tu Angel de la Guarda…

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