Quizás la diferencia entre un fotógrafo "artístico" y un fotógrafo de prensa radique en que el primero, probablemente, conciba antes la imagen en la mente y luego proceda a su realización. Por contra, el fotógrafo de prensa solo puede realizar la imagen a partir de la realidad que "instantáneamente" se le presenta. La rapidez en la respuesta y el desarrollo de los reflejos juega un papel decisivo en el trabajo.

Pero ese desarrollo tiene poco recorrido si no se cuenta previamente con un cierto "instinto", si no se lleva dentro cierto "animal" fotográfico.

Al círculo le salen cuatro esquinas cuando ese "animal" fotográfico es capaz de tener la increíble rapidez de reflejos para, desde la cruda realidad que se le presenta, componer y elevar esa composición a la categoría de arte. Otorgando a la imagen una dimensión que conmueve, que transmite sentimientos, que despierta el espíritu de quien la contemplaý que no deja indiferente.

Emilio Morenatti saltó a la fama no por la calidad de sus fotografías, sino por sufrir en sus propias carnes el absurdo del mundo en el que habitualmente desarrolla su trabajo. Fue entonces cuando muchos descubrimos al fotógrafo, al artista. Su página Web vio multiplicada exponencialmente sus visitas, hasta el punto que, como él personalmente me comentó, no le quedó más remedio que cancelarla, pues debía de pagar una cantidad por cada visita que recibía y la broma iba camino de convertirse en su ruina.

Ha pasado algún tiempo y la oportunidad es excepcional, en el Museo de Cádiz, se expone hasta el día 2 de Marzo parte de su obra. Imágenes tomadas en Afganistán y Palestina. Un desgarrador testimonio de la realidad de esos lugares. Relatada por un magnífico notario gráfico, por alguien que no sólo capta con su cámara imágenes, sino que transmite sentimientos, emocionesý hasta conmover nuestra condición humana.

El magistral uso del color. La toma totalmente audaz e incluso en ocasiones arriesgada. La búsqueda contante de la composición incluso en los momentos más difíciles. Y el testimonio vital, ese desgarrador y conmovedor testimonio sobre la situación de seres como nosotros, que sufren sin remedio la terrible marca de la propia barbarie humana.

Todos esos elementos se conjugan extraordinariamente en esta exposición que sería imperdonable perderse, aunque sólo sea para demostrarnos que lo humano no nos resulta indiferente.

Fotos: Emilio Morenatti.

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