La esquina
José Aguilar
Las pelotas de Bildu
La ciudad y los días
Los tontos inútiles de los que ayer trataba no dejan de superarse. Si en el Parlamento catalán ERC planteaba la reivindicación de las brujas perseguidas en los siglos XVI y XVII (por lo visto los inquisidores de hace cuatro siglos les preocupan mucho más que ir del brazo de Bildu y Otegui), ahora Podemos quiere llevar al Congreso de los Diputados el eurodrama de las votaciones del Benidorm Fest que han elegido la canción de Chanel para representar a España en Eurovisión en vez de las de Rigoberta Bandini y Tanxugeiras, favoritas del público.
Cuestión gravísima de acentuada carga política porque las dos últimas son canciones reivindicativas de carácter feminista y la de Bandini incluso es considerada un himno. De ahí la necesidad de llevar la cuestión al Parlamento de los Diputados a propuesta de Galicia en Común asumida por Podemos. Irene Montero se pregunta: "¿Por qué le dan miedo nuestras tetas? ¿Por qué les dan miedo nuestros derechos?". Gabriel Rufián lleva el asunto al terreno de la reivindicación republicana: "Rigoberta Bandini es la única reina que merece ser reconocida". Mientras el desnortado Pablo Casado se mete en el lío replicándoles: "Menos soflamas feministas de un Gobierno que claramente no ha respetado las cifras económicas". Marionetas bailando sin fin -ya que estamos en Eurovisión- en la cuerda de la imbecilidad.
¿Por qué tanto ruido? Porque la letra dice: "Paremos la ciudad/ sacando un pecho fuera al puro estilo Delacroix / (…) / Vivan las mamamama... mamá/ No sé por qué dan tanto miedo nuestras tetas/ Sin ellas no habría humanidad ni habría belleza". Mientras en el escenario se veía una teta gigante que podría representar a nuestro planeta, idéntica a la que perseguía a Woody Allen en Todo lo que siempre quiso saber sobre el sexo y nunca se atrevió a preguntar que cumple ahora 50 años. Ignoro si la teta gigante de Bandini es o no una referencia al Allen machacado por el Me Too o no.
El caso es que a la controversia friki sobre nuestra representación en el festival más friki -unir Benidorm y Eurovisión, eurofans y podemitas es una cumbre de frikismo- le han dado la dimensión política que tuvo la renuncia de Serrat a cantar en castellano el La la la. Entendiendo que la gravedad de la cuestión exige ser tratada en el Parlamento de los Diputados. Brujas, la canción de Eurovisión… ¿Hasta dónde llegarán los tontos inútiles?
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