En este tiempo aprenderemos muchas cosas. Aprenderemos -tan creídos nosotros- que no estábamos preparados para una pandemia. Y veremos nuestras debilidades sociales, que se ceban en los grupos de olvidados. Los mayores, aparcados en residencias con poco espacio y escaso pero entregado personal, caras y privadas. Los presos, hacinados en cárceles saturadas donde las oportunidades de permisos y salidas no son iguales para todos. Y los sintecho; ¿hay mayor paradoja que decirle a un sintecho que se quede en casa? Hoy hay que reconocer al personal municipal y voluntarios por su labor estos días en el Albergue Municipal, el Pabellón A.Vega 'Veguita' y el Hogar San Juan. En ciudades cercanas y lejanas los sintecho siguen en la calle.

Aprenderemos que los que pedimos más gasto social no estamos equivocados. Que los 'ahorros-recortes' en sanidad y políticas sociales salen muy caros. Que se necesita más personal, material sanitario e investigación que futbolistas sobrepagados. Aprenderemos que convivimos hienas y corderos. Corderos solidarios, esforzados e imaginativos como Ana y Lorena las de mi tienda de la despensa, que consiguen que no nos falte nada. Como Pepe el disc-jockey de mi patio que nos alegra todos los días para aplaudir con más ganas. Hienas como el botarate que insulta a Pepe desde un papel anónimo. Hienas como los que especulan con mascarillas y guantes, con comida y con todo. Como Holanda y Alemania. Aprenderemos que una vida vale más que todos los índices económicos. Y ay de aquellos que no lo crean, porque lo pagarán con vergüenza… al menos. Aprenderemos que la muerte nos iguala a todos, aunque a algunos les iguale antes. Y el valor de dar la mano. Si el Covid-19 es malo en sí, lo hace peor este sistema salvaje y depredador neoliberal que embarra todo con sus polvos y sus lodos. Y para poder aplicar lo que aprenda #YOMEQUEDOENCASA.

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