A rienda suelta

Carlos Piedras / Cpiedras@diariodejerez.com

Armamento

ENTRO la noche del pasado lunes en un bar de la plaza del cine. La gente está muy interesada en la intervención del presidente en la televisión: hay puesta una cadena de vídeos musicales, y en ese momento está La Oreja de Van Gogh, mientras todo el mundo da la espalda a la tele y mira al frente, sin perder de vista su cerveza sobre la barra. Pido una cerveza y le digo al camarero que si puede poner lo del presidente, que al fin y al cabo no será peor que lo que está puesto (en ese momento canta Bunbury). El camarero tuerce el gesto, acaba poniendo el programa -al fin y al cabo soy lo que se conoce como un buen cliente- y más o menos la mitad de la barra se gira cinco minutos antes de volver a sus cosas. Yo lo veo un rato más. Me parece todo muy preparado, sin espontaneidad, pero al menos sirve para contrastar algo que ya me imaginaba, que el armamento español, más que para hacer daño a nadie, que eso está muy feo, es apropiado para las fechas que vienen: Carnaval.

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