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Entre paréntesis

Rafael Navas

rnavas@diariodejerez.com

Asignatura pendiente

Las pautas de Educación para la vuelta al cole dejan la patata caliente a los directores porque no hay dos centros iguales

Los primeros días de agosto, con el coche cargado camino la playa y las vacaciones recién estrenadas, nos suelen saludar esas vallas publicitarias de los grandes almacenes que nos hablan de las ofertas para la vuelta al cole. Una suerte de recordatorio de que el tiempo vuela y de que todo retorna. Los grandes almacenes suelen tenerlo todo muy claro, desde lo que cuesta un uniforme a una cartuchera de lápices de colores. Sin embargo, los responsables de la Educación y del regreso a las aulas este año lo tienen menos claro que nunca. Porque, aunque se han dictado unas pautas de obligado cumplimiento con motivo de la crisis sanitaria, todavía no se sabe cómo van a afrontar muchos centros educativos ese retorno en el que los uniformes y los lápices de colores serán lo de menos. También es cierto que desde la Consejería de Educación se han adoptado medidas de refuerzo tanto a nivel de profesionales como de material, desde ordenadores a tablets, y de obras de adecuación de los centros públicos y también concertados. El problema es que, por muchas pautas, normas y dinero que se inyecte, no existen dos centros iguales, ni en tamaño de las instalaciones ni en número de alumnos. Y eso es lo que en estos momentos genera la lógica incertidumbre y el consecuente desasosiego entre los profesionales de la Educación, que llevan a sus espaldas unos meses en los que lo han dado todo desde la locura de unas clases desde el confinamiento. No todos los centros podrán llevar a cabo recreos escalonados ni podrán desdoblar clases por muchos nuevos profesores que se contraten, que siempre serán pocos.

Al final, se ha dejado la patata caliente a los directores de los centros, que es lo fácil. El que tenga un colegio con pocos niños podrá salir adelante y cumplir las pautas establecidas, pero el que deba dirigir uno que esté a tope, como muchos concertados que tienen listas de espera cada año, tendrá que tirar de calculadora (y de paciencia) para encajar a sus alumnos y profesores en la 'nueva normalidad' escolar. Eso sin olvidar cómo podrán conciliar muchos padres y madres el hecho de que sus hijos tengan diferentes horarios desde ahora. Docentes, alumnos y familias se enfrentan a un curso muy diferente este año en el que no se puede perder tiempo porque lo que está en juego es la educación de millones de niños y niñas de este país. Como nos recordaba la valla publicitaria, el tiempo vuela.

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