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Buscando razones

José Antonio Pérez Tapias

Asunción

EL 15 de agosto sigue siendo festivo en España: celebración de la Asunción de la Virgen María, según el calendario católico. Pesa a la vez la más laica razón de la coincidencia sobre esa fecha de las fiestas de muchos pueblos de nuestra geografía. También al otro lado del Atlántico hay quienes acumulan motivos para tener este día como feriado, según dicen, y algunos para tenerlo como jornada de máximo relieve nacional. Es el caso de los paraguayos, cuya capital, Asunción, lleva ese nombre por ser la denominación de la fortaleza militar erigida el 15 de agosto de 1537 y que después daría lugar a que se levantara en torno a ella la ciudad que sería capital del Paraguay.

Especialmente significativo, según convocatorias que circulan por Asunción, es que haya ciudadanos que celebren tan señalada fecha con una concentración cívica como crítico adiós a Federico Franco, el del "golpe institucional" que desalojó del poder al presidente Lugo para ponerse en su lugar. No sólo le van a despedir los ciudadanos en la plaza de la Democracia recordándole su indefendible acceso a la presidencia de la república, sino echándole también en cara sus connivencias con la corrupción que se enseñorea del país. Éste tendría que ser problema mayor que afrontara el presidente entrante. ¿Lo hará Horacio Cartes, llegado a la máxima magistratura del país como tecnócrata -suena eso-, jactándose de no haber votado nunca? Pero eso sí, quien accede a la política desde el descreimiento en la política, parece que tras su toma de posesión piensa recorrer las calles asuncionistas en el coche del dictador Stroessner. Hay símbolos criminales.

Esos ciudadanos que se manifestarán en Asunción reivindicando democracia, respeto a la ley y lucha contra la corrupción, lo harán como tantos por aquí y por allá -recordemos las movilizaciones recientes en Brasil y -. Pareciera que los paraguayos, como si parafrasearan al Roa Bastos de Hijo de hombre, en cuyas páginas iniciales se narra la historia cuasi herética del Cristo de Itapé, se aprestaran a esa resurrección de su país, tan harto de opresión y escarnio, por vía de insurrección, cívica en este caso, para lograr la verdadera democracia. Desde muchos puntos de este mundo globalizado venimos a coincidir en nuestras reivindicaciones por todo aquello que la dignidad de la ciudadanía exige y merece. Está bien celebrar así el día de la Asunción. Es justo y necesario. Amén.

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