Ayuntamiento contra Lope

Poner carteles en las señales de tráfico nos induce a sospechar que nos quieren conducir

El Ayuntamiento del Puerto ha puesto en las señales de tráfico (precisamente) unos cartelitos de género. Uno proclama: "Si sufres, no es amor". Se me ha aparecido el espíritu de Lope de Vega. Y a modo de desagravio hemos recitado juntos su soneto: "Desmayarse, atreverse, estar furioso,/ …/ alentado, mortal, difunto, vivo,/ …/ no hallar fuera del bien centro y reposo,/ …/ beber veneno por licor suave,/ olvidar el provecho, amar el daño;// creer que el cielo en un infierno cabe,/ dar la vida y el alma a un desengaño,/ esto es amor: quien lo probó lo sabe".

No sabemos qué habrán probado en el Ayuntamiento, pero ellos sólo saben (o creen que saben) lo que no es el amor. Lope, en cambio, da una definición afirmativa: vigorizante, excitante, tremenda. Es otro dato a tener en cuenta; pero el principal es que el Ayuntamiento se gasta los cuartos en colarnos a los vecinos una mentira como un templo, que puede confundir a muchos. Amar es, entre otras muchas cosas, sufrir. Decir lo contrario fomenta las relaciones frágiles y superficiales.

Que el alcalde Beardo le diga a la cara a Romeo Montesco que si sufres no es amor. Que el concejal Calleja a Dante Alighieri. ¿Qué gran historia de amor no tiene su pellizco de sufrimiento? Incluso los amores más felices llevan su cruz a cuestas. El capitán Francisco de Aldana en un soneto que debería analizarse en cualquier cursillo prematrimonial retrata el sufrimiento de dos amantes fervorosos ("en medio a tanto bien somos forzados/ llorar y suspirar de cuando en cuando") porque no terminan de fundirse. Están luego los amores desgajados por la muerte, que deja al amante superviviente con un dolor de fondo purísimo, transido, inmortal. "Polvo serán, más polvo enamorado".

La intención del Ayuntamiento era buena; pero si hacemos malísima antropología perdemos el tiempo y el dinero, como poco. Si hay que poner carteles, más rigor. El amor es una fuerza del universo (mueve el sol y las demás estrellas) y hay que saber latín para vivirlo bien. Para mi gusto, la mejor definición la dio san Josemaría Escrivá de Balaguer: "Amar es excederse gustosamente en la entrega y en el sacrificio". Con la entrega sufre nuestro egoísmo, con el sacrificio nuestra egolatría, pero gustosamente, con exceso. El amor (Lope de nuevo) es así de exigente y paradójico. ¿No sería mejor unos carteles con esta frase? Para no engañar a nadie, digo; y para animar a muchos.

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