EL Ayuntamiento, como casi todos, no tiene dinero. Los problemas económicos han pasado de ser un listado de número rojos a convertirse en una rémora para el desarrollo local, e incluso para el bienestar de los ciudadanos. Los jerezanos saben que su ciudad no ofrece la mejor de sus imágenes desde hace meses, porque no hay dinero para más. Los evidentes problemas de limpieza pública, las obras y proyectos inconclusos y la paralización del sector de la construcción como consecuencia de la crisis financiera están condicionando el ritmo de la ciudad. Hacer política sin dinero es harto complicado, pero no es imposible. Son tiempos de crisis y sólo cabe pedirle al poder que redoble su imaginación mientras los euros se deciden a salir de sus madrigueras.