Disculpen que vuelva la burra (yo) al trigal ya trillado de las elecciones generales pasadas y pesadas. Pero veo a muchos, encabezados por Pablo Casado, que echan la culpa del fiasco senatorial al "bulo" del 1+1+1. Encima, el fiasco se personaliza en la presidencia de Iceta, que es como multiplicarlo, porque el socialista catalán es partidario del federalismo asimétrico y del indulto seguro a los golpistas presuntos.

Oh, cuánta soltura para colarnos mentiras. El fracaso del 1+1+1 es que no se hizo, o sea, que fue un 1-1-1. Si se hubiese hecho, o con anterioridad a las elecciones, presentando una lista única, o en la votación, animando cada uno de los líderes de los tres partidos constitucionalistas a votar según la susodicha regla, habría ahora mismo una mayoría constitucionalista en el Senado y tal vez Iceta no sería senador y, mucho menos, presidente. Basta sumar los votos al Senado de cada uno de esos tres partidos en cada provincia y aplicarlos al primero de cada una de las tres listas para ver el resultado.

Casado quiere decir otra cosa. Nos sugiere por vía subliminal que si todos los votantes de Ciudadanos y de Vox le hubiesen votado a él, y sólo a él, él habría ganado. Ya. Eso es verdad, pero, habida cuenta de que Cs tiene sus votantes y Vox los suyos, el 1+1+1 era la forma de respetar la pluralidad de votantes del centro, el centro-derecha y la derecha sin regalar tan bonitamente el Senado a Pedro Sánchez.

Reconociendo esa verdad carota o caradura de Casado, hay en lo suyo dos mentiras. Una: que la culpa de que el PSOE tenga mayoría absoluta en Senado con Iceta a la cabeza es del 1+1+1, porque el 1+1+1 no se aplicó. Segunda mentira: que el 1+1+1 fuese un bulo, porque era legal y matemáticamente cierto. Faltó la visión política y la generosidad para pedir a las bases que lo hicieran, y se embarró cuanto se pudo el campo.

Cuando Casado habla del 1+1+1 se refiere no a una concreta táctica electoral que hubiese funcionado en las listas abiertas de la Cámara Alta. Se refiere a la existencia de los tres partidos en vez del suyo único, pero eso no era lo que se discutía ni parece remediable a corto plazo. Querer confundir un 1+1+1 con el otro y culpar, de paso, al respetable, no es ni serio ni verdadero. Para estos casos, siempre recuerdo dos versos contundentes de Luis Alberto de Cuenca: "Invéntate otros juegos, vida mía/ que el premio del engaño es el olvido".

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