Oiga, amigo. ¿Es usted de esos que ya le han perdido el miedo al 'bicho'? Si es así, permítame que le recuerde algunas cosillas. Cuando nuestros hijos juegan con otros niños a la pelota, y la cogen con las manos, y tal… si después su hijo le contagia y usted a los demás, es obvio que la culpa no es del niño. Cuando unos desnortaos se juntan en la playa muy juntitos, o corren en grupito para no perderse o forman piña en los bares, la policía no debería de multarlos. ¡Desde luego que no! Primero debería darles dos guantazos (y limpiarse después con gel eso sí), y luego que arreglen lo de la infracción. ¿Es usted de los que necesita toda la acera para poder pasear? Lo fácil que es ir unos por un lado y otros por otro. Incluso en la misma acera es muy fácil seguir la senda que marca el de delante. ¡Pero no! Hay quien necesita él solito las dos aceras y parte de la calzada. Ah, y si se encuentra con amigos, párese. Párese y salúdelos manteniendo la distancia, que no hay que dejar de lado el valor de la amistad. Eso sí, si no le importa échese a un lado y no se pare jugando a las cuatro esquinas en medio de la acera. Eso sería de agradecer. Es que si no, ya me dirá por donde pasamos los demás para no tener que cruzar por medio de sus secrecciones mientras hablan.

En fin, que parece que a pesar de todo lo que llevamos pasado, hay quien como ninguno de los 30.000 muertos le es cercano, lo ve como algo distante. Como una simple cifra diaria. Pero no. Hay miles de familias a las que el bichito de los c… sí les ha afectado. Además, hay 50.000 sanitarios ya contagiados por ejercer su labor en condiciones que no tienen permitido describir por amenazas de sanción. ¿Y todavía hay quien no se toma esto en serio? Pues a ver si cuando caigan se encuentran con que no hay personal para atenderles y así lo entienden. Tener cuidado no es algo que debamos hacer por nosotros, ni por los nuestros, ni siquiera por los demás. Debemos hacerlo… ¡por todos!