Cuarto de Muestras

Somos lo que fuimos

Ahora no conozco a nadie que cuente ufano que fuera a despedir a Franco, en una cola interminable

La historia a menudo es traicionera. Salvo en las cuidadosas manos de los historiadores y aun en ellas, se llena del espíritu del tiempo que le juzga y no del tiempo vivido y su contexto. Se cuenta a conveniencia. La historia es interpretación, deducción y a veces imaginación. Enternece cómo algunos hacen y rehacen su relato al son actual sin tomar distancia alguna. Es lógico, la naturaleza humana es así, sobre todo si no queda nadie vivo para desmentirlo. ¿Quién te va a decir que lo que estas diciendo es un disparate? ¿Quién sabe que lo es?

Claro que con tanta visión imaginaria de la historia las cifras no cuadran ni pueden cuadrar en la vida. Si atendemos a los testimonios de algunos particulares hubo más españoles en el mayo del 68 francés que tartar de atún en los bares y restaurantes actuales. En el famoso concierto de Los Beatles en Las Ventas hay mucho que dice que estuvo que no se le vio ni se le podía ver. En la corrida de Nimes de los seis toros de José Tomás de 2012 no cuadra el aforo de la plaza con la cantidad de gente que dice que estuvo. Y así podríamos seguir hasta el infinito. Les pasa a los acontecimientos históricos lo que a las reliquias que tienen un efecto multiplicador por el que nunca sabremos de verdad si el trozo de piedra que se supone que es del desaparecido muro de Berlín es de allí o de al lado de casa.

Bueno, no siempre ocurre esto de querer estar donde no se estuvo, también pasa al revés. Yo ahora no conozco a nadie que cuente ufano que fuera a despedir a Franco y las imágenes de la tele nos enseñan una cola interminable de ciudadanos contritos. Seguro que a nadie le gustaría decir que sus antepasados votaron a Hitler.

En nuestra corta vida nos da tiempo a ver la noria rodar sin apenas detenerse dejando a su paso familias que se arruinan, fortunas que surgen de la nada, personas que de repente se convierten en la sal de todos los aliños, personajes que deciden retirarse y enmudecer, escándalos por cosas nimias, silencio ante lo incomprensible.

Antes cuando leía los episodios más amargos de la historia pensaba cómo era posible que la gente no se diera cuenta de lo que estaba pasando, cómo no lo impidieron. Los nazis, las guerras mundiales, nuestra guerra civil, las hambrunas, etc. Ya no me lo pregunto. Miro a mi alrededor y lo comprendo todo. Seguimos siendo lo que fuimos.

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