Cambio de sentido

Sí al no

Algunos que se regodean en los errores de esta ley son refractarios a los avances en los derechos de la mujer

A menudo me pregunto si quienes se sonríen con los problemas, constatables, de la ley del sólo sí es sí están en contra de los errores detectados o de que haya una norma que vele por la libertad sexual y el consentimiento explícito. Lo digo porque, desde que este asunto forma parte del debate público, no hemos parado de escuchar a individuos reaccionarios y estupefactos -ora rijosos, ora soliviantados- con la soberanía de las mujeres sobre nuestro cuerpo y nuestro deseo. La sarta de prejuicios en torno a nuestra conducta, intenciones, edad, actitudes, vestimenta, decisiones…, sumada a una masculinidad infantil y supremacista (tanto que no admite un no ni una callada por respuesta) hacen pensar que hay una parte de la opinión pública que rechaza no las deficiencias de la ley, sino la esencia de la misma. La voluntad de las mujeres nunca la han llevado bien esos galanes peinados con saliva que usan su poder para acostarse con sus subordinadas, ni los violadores agazapados en el reservado de la discoteca o en el Tinder (vean el documental Depredadores sexuales), ni las parejas o ex parejas de las 20.571 mujeres que, sólo en Andalucía, están protegidas mediante el sistema VioGén. Algunos de los que se regodean en los errores jurídicos de esta ley han sido y son refractarios a los avances en los derechos y libertades de las mujeres.

En el otro lado del cuadrilátero encontramos la obstinación por parte de Unidas Podemos de sostenella y no enmendalla, que tanto recuerda a aquel chiste del que olía a amoniaco y afirmaba, esmorecido: "Pues a mí me gusta". Feminizar la política, y la sociedad apela a una forma distinta de ordenar las prioridades y de hacer las cosas; y negar la mayor o señalar a quienes aplican la ley no parece original ni realista. Machistas con toga, haylos. Y con boli y con birrete y con mitra y con espiochas… Pero, como nos recordaba desde esta página el profesor de Derecho Constitucional Víctor J. Vázquez, la retroactividad de la ley penal favorable al reo lleva en el ordenamiento jurídico, como poco, desde que yo lo estudié en la carrera; no se ha inventado ahora para estropear la ley Montero. Muchos no entenderán que quien ostenta la cartera de Igualdad se equivoque. Lo que yo no entiendo es que no rectifique en provecho de la propia ley, pues no hacerlo es el camino más corto para que se autoproclamen adalides de los derechos y libertades de las mujeres esos que, de suyo, jamás han apostado por los mismos.

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