Las cosas que pasan

David Fernández

Esto ya nunca será como antes

ESTA Semana Santa, el Señor de la Sagrada Cena caminará sobre los hombros de sus costaleros en soledad y abanderando la austeridad: sin mesa, sin mantel, sin copas, ni vino; sin pan, sin fruta y sin nada que celebrar. Ni un pico, señores, y ni siquiera le acompañarán los apóstoles este Lunes Santo. Una treta del destino ha querido que la restauración de su misterio coincida en el tiempo con la crisis más cruda que se recuerda. Menuda paradoja, aunque igual estamos ante un mensaje divino. ¿Tendrían que competir los pilotos de GP durante el mundial en vespa para ahorrar costes? ¿Y qué hacemos con la Feria? Ante tan negro panorama, la negociación con los caseteros está siendo la más dura. Casi tanto como la de los policías locales con el resto del mundo mundial, salvo con los cofrades, dicen. Pero volviendo a la Feria, quizá este año algunos recuperen la costumbre de acercarse hasta el Hontoria con fiambreras llenas de filetes y tortillas. Nada de lujos. De hecho, los más previsores llevan ya tiempo eliminando el gasto superfluo. Un camarero de la plaza del Banco -y ésta es otra casualidad verídica- comentaba días atrás tras la barra que viene observando desde hace tiempo a "un banquero" que pide a diario café y media con mantequilla, para añadirle a continuación "la mortadela" que trae desde su propia casa, envuelta en papel de aluminio, a hurtadillas. Es curioso, en el centro otro bar anuncia que regalará el café a todo aquél que consuma un pastel; y cada día son más los bares que sirven gratis un aperitivo al pedir un jerez o al revés. Con un poco de suerte, el banquero, que trata de cobrar el dinero que prestó, pronto dará con un bar donde no tenga que llevarse la mortadela porque la regalarán, a condición de que el cliente pida café y tostadas. Si a la hora de casarse son muchas las parejas que pactan con el catering que la barra libre corre por su cuenta para tratar de maquillar la cuenta final, ¿por qué no aplicar estas medidas en el día a día? Hasta que la crisis no toque fondo, la imaginación seguirá instalada en el poder. Y lo principal es no darlo todo por perdido. Un taxista, Paula para sus amigos, asegura, optimista, que empieza a remontar; que en marzo, gracias a los turistas, contabilizó unas cinco carreras más de media respecto a enero y febrero. Pero no se lleven una falsa impresión, porque de seguido advierte, en tono firme: "Ahora bien, esto ya nunca será como antes".

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