crónica personal

Pilar Cernuda

Sí, pero...

TODA una experiencia seguir la rueda de prensa de Draghi con el ordenador al lado recogiendo los cambios en el Íbex y la prima de riesgo. El subidón fue espectacular en cuestión de minutos, a medida que el presidente del BCE declaraba que compraría deuda española aunque con duras condiciones porque el Gobierno tendrá que pedir previamente el rescate, parecía que los inversores habían escuchado sólo las primeras palabras de Draghi, que el BCE comprará deuda, sin entrar en la cuestión de las condiciones. En el "sí, pero…" de Draghi sólo importaba el "sí", y la Bolsa se colocó en niveles que no se recordaban hacía tiempo mientras la prima dejaba muy atrás los casi 600 puntos a los que había llegado hace unos días.

El día que se presumía clave para España resultó serlo y, aunque queda crisis para rato y faltan nuevas y agobiantes medidas de ajuste que se suman a las que ya sufrimos, Rajoy puede respirar con cierta tranquilidad. Las palabras de la canciller en las que elogiaba el esfuerzo español y decía sentirse "impresionada" por la intensidad de las medidas, debieron sonarle a gloria a un presidente de Gobierno que se encontraba entre la espada y la pared antes de la visita de la canciller y de la reunión del BCE.

Nada es gratis, y de la misma manera que a cualquier ciudadano le preocupa qué medidas le impone el banco que le concede un crédito, al Gobierno español, y a todos los españoles, además de la noticia de que tenemos comprador para la deuda, todo un alivio, debe importarnos también conocer las condiciones que impone el BCE para sacarnos del atolladero pero, en principio, la música de Draghi y Merkel no sonaba mal, sobre todo porque hace apenas dos semanas los dos mostraban su peor cara ante los problemas acuciantes de España. Merkel acudía a Madrid, decían los alemanes, sólo y exclusivamente para respaldar el ajuste de Rajoy. No se equivocaban. El apoyo no nos saca de pobres, pero es un signo inequívoco de que de momento recibimos un aprobado y por tanto el futuro se presenta menos negro de lo que estaba.

¿Qué ocurrirá ahora, pedirá Rajoy el rescate? No ha despejado las dudas sobre sus intenciones, aunque con Merkel al lado ha hecho una declaración importante, que no tiene previsto cambiar el statu quo en las pensiones. Los expertos en lenguaje marianista interpretan su ambigüedad como un signo inequívoco de que sólo va a pedir el rescate si nos encontramos en una situación límite. Pero el hecho de que los inversores sepan que el BCE acudirá en nuestro socorro en esa situación límite y comprará deuda española una vez que el Gobierno acepte las reglas que ha marcado el banco central, supone que esos inversores nos mirarán con mejor ojo y la prima no nos dará disgustos. Y, con un poco de suerte, empezamos a recuperar la confianza perdida.

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