Son muchos los jóvenes los que aún no tienen acceso a una vivienda. Aquellos que labran su vida y dedican todos sus esfuerzos a sus estudios y trabajo soñando con un futuro independiente. Los que quieren levantar el país de esta crisis aunque todo esté en contra. Por eso, aunque no tengan todavía una hipoteca o unos hijos a los que mantener les molestan sobremanera los okupas.

Estamos hartos. Es injusto que gente dé una patada a una puerta, salten una reja o por una ventana y entren en un domicilio sin pagar impuestos y sin el mínimo esfuerzo de ganarse el pan y el techo currando. Y que los propietarios no tengan el derecho de echarlos sobre la marcha, de manera express, la que llevan pagando con mucho esfuerzo y cariño.

Todos tenemos derecho a una vivienda digna, sí pero no a cualquier precio. A todos nos cuesta. Más a esta, nuestra generación, que medio sale de una crisis y nos meten en otra. Pero hay que luchar, no queda otra. Igualmente injusto es que los políticos no apoyen a los autónomos. A los pequeños y medianos empresarios que son los que verdaderamente generan la mayor parte del empleo en nuestro país. Y que todo sean trabas, todo sean inconvenientes y por supuesto, dinero.

Pero hay que seguir en la brecha. Políticos además que no velan por los intereses generales del ciudadano. Y solo se interesan en mantener sus ‘promesas’ cuando se acercan las elecciones. Políticos que permanecen en silencio ante la demanda de su pueblo de más ayudas a las PYMES y defensa ante la okupación ilegal. ¿Cuándo soluciones?

Pero qué rápido salen a la palestra para opinar sobre la marcha -que no huida- del Rey emérito de España. Un Rey por el que hoy -dicho sea de paso– tenemos democracia y un país libre, que no de bulos y demagogos reconstructores de nuestro legado. Lectura, historia y cultura. Aunque ese tema ya es harina de otro costal.