EL pájaro que simboliza al PP es un charrán, según aclaró hace algunos meses su creador. Hay varias especies de estos elegantes láridos en la costa española, pero todas tardan más o menos el mismo tiempo en incubar sus huevos moteados sobre los guijarros: 21 días. El águila real, que los Reyes Católicos llevaron como escudo de la monarquía hispana, tarda algo más, unos 40 días. El embarazo de una gata consume unos 64 días y el de una perra, de 58 a 68 días. Charranes, águilas reales, gatos y perros serán concebidos y nacerán mientras nuestro Congreso consume todo este tiempo vital para esperar, simplemente, a que llegue el 3 de mayo y haya que convocar elecciones. Sinceramente, no se puede dar crédito a esta huelga de brazos caídos; mientras los espermatozoides dan en el blanco y dos gametos comienzan a multiplicarse como células madre, los líderes seguirán pendientes de las encuestas. Porque éstas, y no otra cuestión, decidirán si a algunos de ellos les tiemblan las piernas y se avienen a un pacto que, aunque malo, no será peor que el resultado electoral. Es lo que le ocurrió a Artur Mas. Iglesias no lo va a hacer porque se va a embolsar un garzón: el millón de votos de IU. Si fuese el PP, despedía a Rajoy, firmaba el mismo acuerdo Rivera-Sánchez y llamaba al PSOE a la suma. Y si no, Iglesias Dominador os entretendrá con besos y látigos, con melindres y embarazos.
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