La columna

bernardo / Palomo

Bien cultural

No, no voy a escribirles de las cuatro orejas y el rabo de Morante el sábado en Córdoba. Vean ustedes los vídeos y comprobarán lo que es el toreo de toda la vida, con sabor y carácter y no, como es habitual, con esas faenitas llevadas hechas desde el hotel, todas iguales, con la figurita compuesta y tres leguas entre toro y torero. Tampoco les voy a decir nada de la recién terminada feria de San Isidro, ni de su fiasco ganadero; ni siquiera voy a entrar a comentar lo que parece algo más que palabras subiditas de tono en un restaurante portugués con las familias de El Juli y Miguel Ángel Perera como protagonistas con alguien que parece que, en el fragor de la batalla dialéctica o de otro tipo, se llevó una pulsera del matador pacense. No estoy con ánimos para meterme en asuntos de otros que de esto saben infinitamente más que yo, simple aficionado desde pequeño. Pero, sí me van a permitir que me pare a comentar el poquísimo tacto periodístico - por no decir otra cosa - que tuvo la presentadora de un programa de Fin de Semana de la Radio Estatal. La señora periodista, creo que catalana ella, no le dolieron prendas comentar que prefería ver ordeñar cabras que una corrida de toros. La sensibilidad manifiesta de la tal señora no se puede poner en duda. El testimonio estético, cultural e histórico de alguien ordeñando una cabra es algo universal y candidato a ser considerado por la UNESCO Bien Cultural, quizás sea un bien tangible por aquello del ordeñamiento. Por eso, le gusta tanto y lo pondera la señora periodista de Fin de Semana que según dijo no había ido nunca a una corrida de toros. El sensacional espectáculo de ver ordeñar una cabra es la más excelsa manifestación artística que uno puede imaginar.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios