La esquina

José Aguilar

jaguilar@grupojoly.com

"Con Bildu no vamos a pactar"

Con Ciudadanos predispuesto, Pedro Sánchez no necesitaba los cinco votos de Bildu: los busca para su proyecto político

Con Bildu no vamos a pactar. Si quiere se lo repito cinco veces o veinte. Con Bildu, repito, no vamos a pactar". Mientras más solemne y campanudo se pone, menos tiempo tarda en faltar a su palabra. Mientras más énfasis revisten sus declaraciones, más grave es el engaño. Lo ha vuelto a hacer Pedro Sánchez, atrayendo a los herederos de ETA al bloque de su investidura, que ya es bloque para toda la legislatura.

¿A cambio de qué? ¿Qué le ha ofrecido el Gobierno a Bildu, a través de Pablo Iglesias, para conseguir que Bildu haya apoyado los Presupuestos de 2021? Eso no lo sabemos, por supuesto, y precisamente ahí radica el primer problema de esta negociación y este pacto que nunca iban a producirse. Inquietante resulta que un portavoz abertzale diga que "hoy no acaba nada, sino que empieza todo", y muy inquietante que otro compinche aclare el plan: "Nosotros vamos a Madrid a tumbar definitivamente el régimen (democrático)". Se agradece la sinceridad.

En realidad Sánchez tardó poco, unos meses, en negociar con Bildu la derogación íntegra de la reforma laboral del PP a cambio de una de las prórrogas del estado de alarma, que quedó en nada a unas horas de firmarse, y ha tardado algo más en blanquear a un partido que nunca ha condenado el terrorismo, que si ha abjurado de la violencia no lo hizo por convicción ética, sino por conveniencia práctica (no es que matar inocentes fuera malo, es que no ayudaba a la causa de la independencia de la patria) y que, a día de hoy, sigue homenajeando a cada asesino que sale de la cárcel sin haberse arrepentido.

Lo nuevo, y siniestro, es que la "normalización" de Otegi y demás, jaleada por Iglesias, no viene obligada por la precariedad parlamentaria de Pedro Sánchez. Ahora no. Ahora Sánchez, gracias a la óptima predisposición de Ciudadanos, no necesitaba los cinco votos de Bildu para sacar adelante los Presupuestos. Su decisión de pactar con los abertzales tampoco obedece a una presión irresistible por parte de Unidas Podemos. Responde a un designio enteramente suyo: blindar la legislatura a partir de un bloque histórico que cobija, bajo su liderazgo, a un irreconocible Partido Socialista -Partido Sanchista, en verdad-, sus socios soñadores con la república confederal, los partidarios catalanes de la destrucción de España y los hijos y hermanos de ETA.

Era mentira (otra): nunca quiso pactar con Ciudadanos. Ni hace un año ni ahora.

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