La ingobernabilidad no es buena para nadie. Nos cansamos de oirlo durante meses, y con razón, cuando a Rajoy, ganador de las elecciones generales por dos veces pero sin mayoría absoluta, no le dejaban ser investido presidente por mucho que las matemáticas se empeñaran en indicar que era la única salida posible para acabar con la incertidumbre y el bloqueo de todo un país. Ahora, en Jerez, salvando las distancias y desde un punto de partida bien distinto, con un gobierno del que no es el más votado, estamos en situación de ingobernabilidad porque nadie mueve ficha. El rechazo al presupuesto en el pleno en lo que se diría un jueves negro ('black thursday') es de una enorme gravedad para la ciudad, por muchas modificaciones presupuestarias que se quieran hacer, cuya viabilidad, por cierto, está por ver.

Está clarísimo, como ya se ha apuntado infinidad de veces, que Mamen Sánchez debía saber dónde se metía cuando aceptaba ser alcaldesa y gobernar con media docena de concejales. Pero eso ya no tiene vuelta atrás, nadie le quiere presentar una moción de censura y ella no quiere dimitir. Así que, ¿qué hacemos? ¿Estamos dos años y medio así, lamentándonos de aquella maniobra mientras el Ayuntamiento y la ciudad se desangran? Porque el bloqueo institucional que existe hoy en Jerez tiene muchos culpables, comenzando por la osadía de la socialista, por supuesto. Continuando por una fuerza como Ganemos que primero la aúpa al poder y luego la abandona por no se sabe todavía qué. Y por un Partido Popular en el que algunos están disfrutando de la venganza en plato frío por lo que sufrieron durante el mandato anterior, machacados diariamente por la oposición -sobre todo tras el ERE- y por el vacío del resto de fuerzas a pesar de su victoria en las municipales de 2015. Otros en el PP son más críticos, aunque no lo digan públicamente, y entienden que no pueden contribuir a la destrucción de la ciudad para cobrarse la cabeza de Sánchez, a quien sustituiría, por cierto, otro alcalde/alcaldesa socialista (ojo, siempre que ella y sus ediles afines dieran el paso). Porque que en Ganemos se contribuya con su estrategia al caos en la ciudad puede entenderse viniendo de un partido antisistema con escasa consistencia interna, acostumbrado a sacar más rédito electoral cuanto peor vayan las cosas. Pero que desde el PP se alimente la ingobernabilidad no sólo es incoherente sino desconcertante. Unos y otros siguen inmóviles hasta el final pase lo que pase a la ciudad. "Muera yo con los filisteos", que dijo Sansón.

Nadie va a descubrir ahora que el gobierno de Mamen Sánchez no pasará a la historia de la gestión municipal ni sus miembros recibirán el Premio Nobel de Economía. Podemos flagelarnos con ello hasta 2019 a la espera de que Sánchez dimita, dimita su sucesor/a, haya una moción de censura (necesariamente con PP y Ganemos a la vez), el PSOE cambie a Sánchez (por otro socialista y si ella quiere) o de que llegue el fin del mundo y todo problema desaparezca. O podemos esperar que, por mera responsabilidad, la ciudad no se pare un día más. Confiemos en que los jerezanos pondrán en su sitio a cada uno de acuerdo con sus actuaciones.